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La insignia
28 de enero del 2002


Llegar


Eduardo Galeano
La Jornada. México, 27 de enero.


Este hombre ha atravesado el Africa y el mar Mediterráneo.

Viene de una aldea de Sierra Leona.

Desde que se echó a caminar, perdió la cuenta del tiempo.

De los que con él salieron, ninguno llegó. En el camino quedaron, tragados por la tierra o el agua. Pero él está en Barcelona, y duerme, junto a otros sobrevivientes de otras odiseas, sobre el suelo de piedra de la Plaza Cataluña.

Duerme, o quisiera dormir. Cubierto por la manta que ha acompañado su largo viaje, acostado de cara al cielo, busca sus estrellas.

Desde niño, este hombre es de poco hablar, y de preguntar nunca. Desde niño, sabe que las explicaciones son más misteriosas que los misterios que las explicaciones explican. Esta ciudad es una gran ciudad, iluminada día y noche, este mundo es otro mundo donde la noche es día también: todo eso lo entiende. Pero a nadie pregunta: ¿y el cielo? ¿Por qué son pocas las estrellas de aquí? ¿Y por qué son otras? ¿Por qué este cielo es otro cielo?



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