Heike Runge: El arte vuelve a ser tomado en serio

Es de todos sabido que desde el 11 de septiembre muchas cosas han cambiado. Especialmente radical ha sido el cambio en el modo de percibir la relación entre arte y realidad. Por ejemplo, desde entonces hay agentes de la CIA en Hollywood para discutir con los productores lo que se les podría ocurrir a continuación a Bin Laden y sus colegas. O sea, que consideran la ficción como más cercana a la realidad que su vida diaria.

Eso no es todo: Karl-Heinz Stockhausen ha dicho que el atentado contra el World Trade Center es una "inaudita" obra de arte.

De forma más confusa todavía se observa la metamorfosis en el tratamiento ominoso que recibió el compositor Pierre Boulez a manos de la policía suiza. Hace una semana la policía suiza buscó a Pierre Boulez en un hotel de Basilea donde se hallaba y le requisó el pasaporte. No hubo detención, según declaración de los policías, porque el compositor no ofrecía "un aspecto general peligroso".

¿Cómo pudo llegar a tanto el incidente? En una entrevista con el semanario alemán "Der Spiegel" del año 1967 exigió Boulez presuntamente la voladura de los teatros de ópera. De hecho dijo: "La solución más cara sería volar los teatros de ópera. Pero, ¿no cree Ud. que sería también la más elegante?".

Cuando muchos años más tarde una periodista recibió una amenaza de bomba despues de haberse peleado con Boulez, acabó el compositor en la lista de criminales buscados por la policía suiza, puesto que en definitiva se trata de un especialista en explosivos.

¿Y qué podemos aprender de todo ello? Sería muy fácil hacerse el intelectual ahora y reirse de la policía suiza porque no saben quién es Pierre Boulez, así que no vamos a seguir esa línea vulgar. Todo lo contrario: deberíamos alegrarnos de que el arte y las aseveraciones de los artistas sean tomadas otra vez en serio. Por fin hemos acabado con todas esas provocaciones baratas, donde ciertos autoproclamados artistas juegan con símbolos peligrosos para responder, cuando alguien les pregunta por su posición política o actitud ante el poder, que lo que hacen sólo es arte.