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La insignia
30 de diciembre del 2002


1953 -2003: 50 aniversario del Acuerdo de la Deuda de Londres

Las deudas no son una fatalidad (IV)


__SUPLEMENTOS__
Londres + 50

Jürgen Kaiser (*)
La Insignia, diciembre del 2002.


5. Aspectos cualitativos del Acuerdo de Londres

El Acuerdo de Londres no sólo es notable en vistas del monto de la reducción concedida a Alemania. Tiene otras características cualitativas que van claramente más allá de aquellas que tanto acreedores públicos como privados están dispuestos a concederles a los países deudores del Sur.

Característica 1

El servicio de deuda podía ser suspendido en caso de déficit de la balanza comercial

Una particularidad del Acuerdo de Londres frente a los acuerdos actuales por la reducción de deuda radica en el hecho de que no sólo establecieron condiciones para los deudores sino también para los acreedores. Debían garantizar que la reducción acordada lograra el objetivo de hacer nuevamente del deudor un miembro de la economía mundial con una completa capacidad económica de acción. En este sentido,el principio más importante era que "Alemania sólo podría cubrir la transferencia por medio de reales superávits del comercio exterior y no podía ser cubierto el servicio de la deuda por medio de un empleo contínuo de las reservas monetarias. (13)"

Al respecto, en el Informe final de la Conferencia Principal de 1952 figura lo siguiente:

"21.La Conferencia reconoce el principio de que la transferencia prevista según el plan de regulación presupone el desarrollo y mantenimiento de una determinada balanza de pagos, en la que estos pagos y también otros pagos para transacciones actuales puedan ser cubiertos por el ingreso de divisas de la exportación y de transacciones no visibles, de modo que se evite poner en peligro las reservas monetarias. En ello debe considerarse convenientemente la aún no restablecida convertibilidad de la moneda. Por ello, la Conferencia reconoce que el desarrollo y mantenimiento de la situación de la balanza de pago podrían ser facilitados a través de una ampliada cooperación internacional en el sentido de una política de comercio liberal,una expansión del comercio mundial y del restablecimiento de la libre convertibilidad de la moneda. La conferencia recomienda que todos los participantes deberían asumir las consecuencias de los principios mencionados en este párrafo.

22.Las transferencias por conceptos de interés y amortizaciones surgidas como consecuencia del plan de regulación, deberán ser tratadas como pagos de transacciones actuales y dónde esto deba ser considerado,incluído como tal en todos los acuerdos de comercio y/o de pagos entre la República Federal y alguno de los países acreedores, independientemente de si se trata de un acuerdo entre dos o más partes."

Sobre esta base los acreedores se declararon dispuestos a otorgarle a Alemania tres ventajas en base a los saldos:

- la autoobligación de los acreedores de permitir los superávits de la balanza comercial para que el deudor esté en condiciones de afrontar los pagos restantes tomándolos del superávit de su balanza comercial -por lo tanto de ingresos corrientes. El Gobierno Federal no precisó recurrir a sus reservas y evitó de esa manera el generar una presión inflacionaria. De hecho esto afectó principalmente a los acreedores y socios comerciales europeos de la República Federal, cuyo déficit de balanza comercial frente a la RFA durante toda la década del 50, sobrecompensó el déficit alemán frente a los EE.UU.

-Según lo estipulado por el Acuerdo de Londres, en la revisión de las relaciones comerciales bilaterales debían tratarse los pagos de él resultantes como importaciónes alemanes desde los países acreedores afectados.Esto significaba que recién se podían tomar medidas compensatorias luego de que los alemanes hubieran logrado el respectivo servicio de deuda a través de superávits de exportación. Del otro lado, Alemania tenía la posibilidad de establecer limitaciones a las importaciones cuando el balance comercial bilateral hubiera resultado equilibrado, y con mayor razón si hubiera dado negativo.

-No por último a raíz de esta ventaja aceptaron en silencio los acreedores una fuerte subvaloración del marco alemán y crearon con ello una importante condición para el superávit de la balanza comercial alemana. Recién en los años 60 cuando los pagos del Acuerdo de Londres se tornaron un efecto secundario del balance de rendimiento alemán -incluso con amortizaciones adelantadas por del Gobierno Federal -comenzó una presión de revalorización sobre el marco (14).

La investigación realizada por Philipp Hersel (1998) sobre la relación entre pagos de servicio de la deuda y el saldo de la balanza comercial entre 1990 y 1994 (los últimos datos coherentes disponibles en aquel momento) muestra que entonces, los 19 países socios de la OCDE (15) no cumplieron con el criterio del superávit de la balanza comercial frente al Grupo de los 66, entonces países del Sur alta o medianamente endeudados. Si ellos quisieran aplicar el acertado principio del Acuerdo de Londres de 1953, deberían importar anualmente mercancías por un valor adicional de más de 26 mil millones de dólares de los 66 países -o renunciar al servicio de la deuda. La investigación muestra también que hay países acreedores que cumplieron con el criterio del superávit durante el período de investigación (Holanda, España, EE.UU.), mientras que Alemania por si solo habría tenido que importar mercadería por un valor adicional de 8,5 mil millones de dólares.


Característica 2

Arbitraje como instrumento de conciliación

Existe otra notable disposición en el Acuerdo de Londres, principalmente en relación al problema de transferencia de la República Federal en el pago de sus obligaciones:en el caso de que se previeran dificultades de pago surgidas fundamentalmente por una eventual escasez de divisas, causadas a su vez por insuficientes superávits de la balanza comercial, se acordó que a solicitud del Gobierno de la RFA o "de un gobierno de un estado acreedor de una parte sustancial de la deuda negociada a través del presente acuerdo ","se iniciarán negociaciones,por parte de los principales participantes del acuerdo." Además: "si las negociaciones tratan una situación en la que la RFA,considera que se ve enfrentada a difi cultades para satisfacer sus obligaciones externas," deberían ser "considerados todos los puntos de vista decisivos,como el de las políticas económica, financiera y monetaria que tengan que ver con su capacidad de transferencia, [y] cómo ellos influirán a través de condiciones internas o externas..." (16)

Notable en esta regulación es también que se establece que en el caso de una violación del presente y generoso contrato por parte del deudor, no se fijarán eventuales sanciones contractuales por parte de los acreedores, más bien se prevé el nuevo llamado a negociaciones directas, si es preciso convocando un "consejo"de una "organización internacional adecuada."

Visto desde la perspectiva de la actual discusión acerca de un proceso neutral de reducción de deuda es casi lamentable que el acuerdo firmado en Londres haya sido tan notablemente exitoso, y que la RFA no se viera en la necesidad de tener que convocar a las partes involucradas y solicitar el parecer de una organización adecuada. Habría sido interesante observar a quién habrían seleccionado las partes, y de qué forma habrían seguido el consejo de una institución semejante.


Característica 3

Reglas para las obligaciones públicas y privadas frente al exterior

Una de las debilidades más agravantes del actual manejo internacional de la deuda radica en la fragmentación de los distintos foros en los que son reguladas las reclamaciones de sólo un grupo de acreedores presentadas a un deudor soberano o a los deudores privados de un país. Hace poco, esta circunstancia se mostró como una dificultad justamente en los casos de países de ingresos medios o bajos no incluidos en el Grupo-HIPC. La más reciente propuesta del FMI para la aplicación de un nuevo y amplio mecanismo de negociación (Sovereign Debt Restructuring Mechanism, SDRM por sus siglas en inglés), intenta -aunque de manera insuficiente- enfrentar este problema.

Frente a esto impresiona el caracter abarcante del Acuerdo de Londres, que regula todas las reclamaciones de todos los acreedores extranjeros a todos los deudores, públicos y privados, con una clara orientación a lograr el restablecimiento de la capacidad de transferencia alemana.

Esto ocurrió tres años antes de la creación del Club de París, el que desde entonces, con un punto de vista muy parcial, intenta regular las reclamaciones públicas bilaterales a los países del Sur,y al mismo tiempo reclama para si una posición de liderazgo, que ejerce ineptamente, en el manejo total de la deuda. Si por el contrario, el Acuerdo de Londres hubiera dejado afuera a un grupo de acreedores o a alguna categoría de deuda, entonces habría sido muy difícil lograr el objetivo de llegar a una solución sustentable. Además, el carácter abarcante del Acuerdo fue una importante precondición para para ser aceptado por todos los acreedores (17).


Notas

(13) Abs,H.J.:Entscheidungen 1949-1953,Die Entstehung des Londoner Schuldenabkommens;Mainz-München 1991;S.195
(14) Para mayor información,ver:Hersel a.a.O.S.10/11
(15) OECD:Organization for Economic Corporation and Development.
(16) Art.34 del Acuerdo de Londres
(17) Desde la perspectiva actual es particularmente interesante el hecho de que el Acuerdo de Londres se hizo efectivo sin que existiera un marco jurídico internacional y obligatorio y que a pesar de eso,fue aceptado y cumplido por todas las partes sin problemas. Por el contrario, en la discusión acerca de su propio rol en un futuro SDRM, el FMI remite de buena gana a la necesidad de la existencia de tal marco jurídico (a crear a través del FMI), dada la compleja situación de endeudamiento de países como Argentina, endeudado con un gran número de muy diferentes acreedores. En realidad, el punto de partida de las negociaciones de Londres con deudores privados y públicos como así también la políticamente explosiva cuestión de las deudas anteriores a la guerra basadas en las reparaciones de la Primera Guerra Mundial, era por lo menos tan compleja como la de la Argentina de hoy, endeudada con poseedores privados de obligaciones.



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