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27 de diciembre del 2002 |
El Nuevo Diario. Nicaragua, diciembre del 2002.
Las voces que dicen ¡NO al ALCA! llegan ya desde una punta a la otra del continente americano y, sin duda, crecerán a medida que la información se difunda. Pero ese NO, por importante que sea, no basta ni constituye aún el eje de la política de los partidos progresistas, que no ligan la construcción de democracia con la capacidad de movilización popular para resistir frente al deseo de los EEUU de imponer el ALCA.
No basta un ¡NO!. Lo que se necesita es crear nuevas relaciones de fuerza, nuevas alianzas, convenciendo de la necesidad, la viabilidad y la lógica de una propuesta alternativa al ALCA que evite a los países de la región la destrucción de su tejido social, de su cultura, de su aparato productivo y de su capacidad política, o sea, de la posibilidad de optar, por ejemplo, entre una integración mayor de los latinoamericanos por bloques de productos o de regiones, o por acuerdos con economías medias como la rusa o la china, o por alianzas puntuales con la Unión Europea para no depender única y exclusivamente de los EEUU. La Unión Europea nació, hace más de medio siglo, por medio de la integración del carbón y del acero, cediendo los Estados parte de su soberanía. Para lograr una mayor soberanía de los pueblos latinoamericanos frente a Washington se tiene que conformar la unión entre los países latinoamericanos. Por ejemplo, ¿por qué no hacer acuerdos agroganaderos, acuerdos aduaneros, acuerdos energéticos o una planificación en común de los recursos de la biodiversidad, de modo de comenzar a crear las infraestructuras necesarias para una investigación y un desarrollo independientes, para una enseñanza pública homogeneizada, latinoamericanista y de nivel, de modo de promover las comunicaciones entre los países latinoamericanos y una industrialización correspondiente a las necesidades de los mismos? La esperanza para resistir el ALCA está en toda América Latina, no en un sólo país. Brasil solo no puede. Por muy grande que sea, si se enfrenta solo se lo van a devorar. Parar el ALCA para negociar mejor será posible siempre y cuando nos podamos unir; cuando se presenten alternativas, hay que generar nuevas formas en el quehacer político. El ALCA, en las actuales condiciones, plazo, estrategia, objetivos y procedimientos impuestos por los EEUU conducen inexorablemente a la subordinación de América Latina. América Latina es la región donde hay petróleo, agua, biodiversidad y espacio geoestratégico para que los EEUU puedan ampliar su red de bases militares. América Latina, pese a no ser la primera región petrolera del mundo, es sin la menor duda aquella que puede ofrecer un suministro más cercano y seguro a los EEUU, dato harto significativo cuando las reservas propias de la superpotencia no alcanzan para más de veinte años. En términos de biodiversidad, América Latina cuenta con el 50% de las especies animales y vegetales existentes del mundo, lo que constituye un imán poderosísimo para las grandes transnacionales norteamericanas dispuestas a imprimir el sello de su copyright a todas las formas de vida animal o vegetal existentes. El único país que tiene un proyecto para América Latina es los EEUU y no es a favor de nuestros países. La propuesta actual del ALCA hay que rechazarla porque no podemos negociar con los EEUU en inferioridad de condiciones y con una situación de debilidad total y absoluta. Necesitamos fortalecer primero los acuerdos regionales y las políticas comunes. Los EEUU saben perfectamente qué es lo que quiere de nosotros, pero los centroamericanos y latinoamericanos todavía no sabemos qué queremos para nuestros países, hacia adónde vamos, qué es lo que queremos construir. Por eso no podemos hablar de una cuestión puramente económica, sino también política y cultural. Hay un problema de repensar hacia adónde va Centro América y América Latina. Este es el gran debate que debemos tener, tenemos que tener una mirada hacia adentro. Las clases y capas subalternas deben ser dirigentes en este tema si es que quieren ser dominantes en la sociedad. Y ser dirigentes significaba tener la capacidad de derrotar al «sentido común», al «pensamiento único» y a las ideas dominantes sobre las cuales los sectores hegemónicos de la sociedad asientan su dominio. Se puede derrotar al proyecto norteamericano del ALCA librando el combate en el terreno de las ideas, concientizando a los diferentes sectores de nuestras sociedades y preparándolos intelectual y moralmente para resistir a la anexión. 20. El ALCA impulsa la especialización, estrategias exportadoras y vulnerabilidad: El sistema «neoliberal» ha reestructurado las economías latinoamericanas fomentando la especialización y las exportaciones frente a la diversificación de la economía y el desarrollo del mercado interno nacional. El resultado es la desarticulación de las redes internas de transportes, infraestructuras e intercambios de bienes, y la «modernización» de enclaves y redes de distribución ligadas a los mercados exteriores. La especialización en limitados productos de exportación significa una mayor vulnerabilidad a las fluctuaciones de precios, lo que de paso provoca unos ingresos gubernamentales inestables que están conduciendo a la incertidumbre en la inversión y a restricciones a largo plazo en las inversiones de capital público y privado. La dependencia de los mercados exportadores en un mundo de «exportadores» provoca un exceso de productores en un mundo de escasos consumidores, a una sobreacumulación de capital en un mundo cada vez más débil en oportunidades de inversión. Los desequilibrios entre el mercado interno nacional y los sectores exportadores debilitan la capacidad del Estado nacional de reavivar la economía, a no ser que cambie la estructura básica de la economía. La desarticulación del mercado interno nacional significa tanto la ruina de los productores agrarios locales como que los ingresos de las exportaciones no alcanzan a cubrir las importaciones de alimentos. La especialización en las exportaciones y la reducción de las barreras arancelarias llevaran a la bancarrota a muchos fabricantes locales capaces de sustituir con productos locales las inaccesibles importaciones extranjeras que estaban lejos del alcance de los consumidores locales. Los «desequilibrios» creados por la especialización de las exportaciones no sólo son perjudiciales económicamente, sino que han comprometido seriamente la capacidad del estado para liberar a las naciones latinoamericanas de las crisis. Por otro, los EEUU insisten, en las negociaciones del ALCA, en mantener sus particulares normas «antidumping», que constituyen un abierto mecanismo proteccionista. Los EEUU no quiere ver eliminadas sus normas «antidumping», considerándolas muy importantes para las compañías y los trabajadores norteamericanos. Es un abierto doble standard, el resto del mundo no puede proteger determinadas actividades, pero los norteamericanos sí. En los EEUU cada vez que un producto sobrepasa determinado nivel de ventas surge la posibilidad concreta de una acusación de «dumping». El representante comercial de los EEUU, Robert Zoellick, «aconsejó», recientemente, a los gobiernos centroamericanos no plantear la supresión del mecanismo estadounidense de «dumping», ya que ello dificultaría alcanzar un acuerdo. «El tema -enfatizó- tiene que ser abordado estratégicamente. Ello, porque si se desea una opinión pública favorable al TLC con Centroamérica, hay que considerar que poner a discutir las normas antidumping puede despertar sensibilidades adversas». En resumen, la «recomendación» debe escucharse si se quiere seguir avanzando en el TLC. Para los EEUU el posible TLC con Centroamérica no es importante en sí mismo. Es un trampolín que está utilizando para avanzar hacia el ALCA. Robert Zoellick lo expresó claramente en la reunión de Miami efectuada en noviembre de 2002. El tratado comercial entre Centroamérica y los EEUU, señaló, será «un modelo para la región y todo el mundo» que ayudará a impulsar la apertura económica en el ámbito hemisférico a través del ALCA y también en el seno de la Organización Mundial de Comercio. (*) Autor del libro: ¿Qué es el ALCA? Globalización, Estados Unidos y América Latina (2002). |
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