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4 de diciembre del 2002 |
Diario Hoy. Ecuador, 4 de diciembre.
Cantos de sirena envuelven al coronel Lucio Gutierrez.
El riesgo de que su nave encalle en los riscos
fondomonetaristas, aún antes de su partida, es enorme.
Los grupos de poder, abocados a asumir el triunfo del
coronel; casi todos los grandes medios de
comunicación, que cierran la puerta a las
alternativas; los economistas OCP: "ortodoxos,
conservadores y prudentes", portaestandartes de la fe
neoliberal; y, consultores extranjeros, acompañados de
fieles escuderos criollos, elevan sus voces para
marcar el rumbo fondomonetarista del próximo gobierno,
alabando la sensibilidad del futuro mandatario... uno
de estos recaderos criollos, temblando de entusiasmo,
en una radiodifusora que defiende sin descanso la
democracia haciendo honor a su nombre, propuso incluso
que en puestos importantes de la administración
pública se nombre a expertos extranjeros, porque no
tendrían ningún interés particular.
Su recomendación se nutre de la experiencia de la misión Kemmerer, que viajó en los años 20 por encargo de Washington por varios países, aconsejando a sus gobiernos de cómo modernizar su economía para servir mejor la deuda externa y que incluso dejó en Ecuador a algunos de sus miembros en varios cargos importantes de la administración creada por ellos mismos. Es una propuesta coincidente con la del recientemente fallecido profesor Rudiger Dornbusch, quien dijo hace poco que "los argentinos necesitan un gerenciamiento externo, pues ellos no saben hacerlo por sí solos". Estas ideas, para nada novedosas, pero si en extremo riesgosas, exigen rescatar el pensamiento aleccionador de José Peralta, ideólogo de la Revolución Liberal de Eloy Alfaro, quien denunciaba en 1927 lo que significaban Kemmerer, sus expertos y sus recaderos: "Los zapadores al servicio del Dollar, son las misiones financieras, sapientes grupos de malabaristas que les ofrecen maravillas y prodigios a las indoctas multitudes; son los expertos en bancos y aduanas, los controladores y asesores técnicos que los imbéciles y ciegos yanquizantes alquilan y pagan espléndidamente para que esclavicen a su país; son los prestamistas filántropos que entregan sus millones a gobiernos hambreadores o ladrones, sobre la inapreciable prenda de la independencia nacional". Cual "Júpiter tonante el Dollar manda, el Dollar domina, el Dollar acalla los gritos del mundial descontento; y donde no, ahí están sus cañones para ahogar cualquier reproche". Tal como ayer, los acreedores, hoy encabezados por el FMI, disponen de medios de chantaje eficaces. Si no se cumplen sus condiciones, recurren al terrorismo económico: suben el riesgo-país, bajan la cotización de la deuda, ahuyentan las inversiones, cortan las líneas de crédito... Un país, al decir de Peralta, no sólo entrega en "prenda su soberanía, para obtener los enormes préstamos que ha consumido, y que le es imposible cancelar", sino que "el inmisericorde, el legendario Shylock (personaje de "El Mercader de Venecia" de Shakespeare), le cortará al moroso deudor, retazos de carne viva, palpitante", le impondrá todo tipo de condiciones para organizar la economía deudora en función de sus intereses. "¿Lo dudáis yanquizantes? Delante están cien ejemplos: mirad", exclamaba con razón Peralta. |
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