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La insignia
16 de diciembre del 2002


Del buen mear (I)


Marcos Winocur
La Insignia. México, diciembre del 2002.


Usted se encuentra plantado frente al water o mingitorio... Claro, estas instrucciones sólo se refieren al caso masculino, mil disculpas a las lectoras. Bien, prosigamos. Usted se encuentra plantado frente al water o mingitorio y entonces, la bragueta desabrochada... Oh, me olvidaba, las instrucciones para mujeres se encuentran en preparación y, tan pronto se hayan completado, serán dadas a conocer, mil disculpas. Bien, decíamos, usted se encuentra plantado frente al water o mingitorio y entonces, la bragueta desabrochada, lo ha pelado. Es posible que su cuerpo se encuentre ligeramente inclinado hacia delante, conserve esa posición pero ¡aguas!, no vaya a perder el equilibrio. Y bien, todo parece listo para soltar el chorro. Pues, fíjese que no. Debe direccionar la manguera, tal cual si estuviera regando las flores del jardín. Y además una recomendación: proceda a tomar el pajarito por el pellejito con cuidadito, ito, ito, ito, empleando al efecto el índice y el pulgar.

Ahora sí, se halla usted en posición de ¿soltar el chorro? No se impaciente, todavía no, sólo está listo para iniciar la maniobra. Ahí le va.

Estírelo hacia delante -nada de bruscos jalones- de modo de retirarlo lo más posible del pantalón, evitando así mojar a éste y al mismo tiempo, lo deja colgar en el ángulo necesario para que el chorro caiga dentro de la taza y no fuera, especialmente si se encuentra de visita en casa de la novia. Se trata de una maniobra de alta precisión; según quede posicionada la manguera, dependerá el éxito del operativo. Se recomienda ensayarlo en su casa frente al espejo las veces que pueda. Una precaución adicional: levante los otros tres dedos de la mano para ponerlos a salvo del chorro, como si usted estuviera haciendo la seña de ¡mocos! Entonces, ya nada falta, afloja los resortes y se dispone a disfrutar de una sabrosa meada, así se lo deseamos.

Déjeme hacerle otra recomendación: para su mayor acústica, que el chorro caiga sobre el espejo de agua de la taza, la cual le prestará un efecto multiplicador, lográndose así una respetable sonoridad cataratas. Esto es importante para el propio meador, para reforzar su autoestima. Y también, si es posible, que lo escuchen las personas que se encuentran fuera del baño, lo que no quiere decir que usted mee con la puerta abierta, no, porque se ganará una fama de cochinón, especialmente si está en casa de la novia. Pero que ésta y los demás sepan que el meador cuenta con buenos riñones, le será muy positivo, verá cómo en adelante lo tratan con más respeto. Y nuevamente: ¡feliz meada!

Nota: Agradezco al equipo de colaboradores que realizó el trabajo de campo, espiando durante horas y discretamente en baños públicos de cines, restaurantes y supermercados. Sobre una muestra de 1986 casos observados, se elaboró el modelus meandis masculinus, del cual dimos cuenta. Mi agradecimiento se redobla al considerar los olores soportados y riesgos corridos por el equipo de colabores. En más de una ocasión fueron sacados a empellones, cuando no a patadas, de los baños públicos, al grito de ¡bola de maricones, largo de aquí!

Todo sea por el progreso de la ciencia.

Otra nota (de última hora): Malas noticias. El financiamiento para el proyecto de instrucciones del buen mear femenino ha sido negado, argumentándose que no es prioritario. Quienes así han fallado, me gustaría saber, cuando se están aguantando las ganas de mear ¿no las consideran "prioritarias" o se hacen encima? No importa, tengan la seguridad, en especial las lectoras, que seguiremos batallando hasta el logro del financiamiento.

Todo sea por el progreso de la ciencia.



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