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11 de diciembre del 2002 |
a un lector amigo La Insignia. México, diciembre del 2002.
Leía distraídamente la sección Cartas, de La Insignia, cuando me di
con un nombre: Marcos Winocur. Pero si yo a ese
cuate lo conozco. En fin, me escribe un joven de 18
años desde Brasil a propósito de mi relato titulado
Cristito. Me acusa de ridiculizar a Jesucristo y se
pregunta si como cristiano no puede ser socialista.
En cuanto a lo primero debo decir que experimento gran admiración por su figura histórica, y también por el vuelo imaginativo y riqueza ideológica de los narradores. Jamás se me habría ocurrido ridiculizar a quien dictó el onceavo mandamiento de "amaos los unos a los otros" que a la época significaba tratar de hermano a los esclavos, una verdadera revolución de cara a Roma. Jesucristo es el hijo de Dios pues sólo de él puede provenir la salvación para sus criaturas, y es hijo del Hombre porque debe ser entendido por éste, uno de sus iguales con la misma apariencia física, pero ello no basta: experimentando los mismos sentimientos y pasiones. Esto es importante pues Dios no recurre en el caso al neutro barro como hizo con Adán, sino a una doble ascendencia divino-humana. Partiendo de ese hecho, es como Jesucristo tiene su costado de debilidad, flagrante en su exclamación "Padre ¿por qué me has abandonado?" dicho desde la cruz. Es el hijo del Hombre quien pronuncia esas palabras y no el hijo de Dios. Y en esto, por un lado, aparece Magdalena. Por el otro, el testimonio de la vida de Jesucristo ofrece lagunas. ¿Vamos a indignarnos porque creadores de la talla de Franco Zefirelli, el director de cine, o bien el canadiense de "Jesús de Montreal" o el autor de "Jesucristo Superstar" hagan de los silencios del Nuevo Testamento perfiles que acentúan su carácter humano y el motivo sea Magdalena? Nadie pretende el disparate de que esas visiones poco ortodoxas, casi heréticas, se incorporen a los textos sagrados. Sólo se intenta un relato, un cuento donde la inventiva, no el testimonio, establecen las reglas el juego, y así lo considera el lector sin necesidad del "cualquier semejanza..." y sin caer en la puerilidad de cambiar los nombres propios. Esto en cuanto a lo primero, el cargo de ridiculizar a Jesucristo. Para lo segundo, si se me permite, me voy a levantar del banquillo de acusados. ¿Puede un cristiano ser socialista? ¡Pero, bendito sea Dios! Si hasta los cubanos lo han proclamado desde hace varios años: no sólo socialista, sino miembro del Partido Comunista. Y el escritor cristiano Cyntio Vitier viene de ser homenajeado por mexicanos y cubanos de la isla como uno de los grandes. Los creyentes confían en el paraíso en los cielos, los socialistas quieren construirlo en la Tierra. ¿Cuál es el problema? Para el cristianosocialista, ¡habrá dos paraísos! Me despido de Alysson Amorim con amistad. Marcos Winocur. |
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