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4 de diciembre del 2002 |
Breve tributo a Polo Montañez
Nota introductoria y transcripción: ARM
Fernando Borrego Linares, mejor conocido como Polo Montañez, murió a los 47 años el martes 26 de noviembre. Días antes había sufrido, con su familia, un grave accidente automovilístico cuyas consecuencias lo tuvieron en estado de coma durante varios días. Su partida significa una pérdida extraordinaria para la música cubana de hoy.
El guajiro recordaba así el momento de su descubrimiento: "Yo estaba en Pinar del Río, en La Finca del Cusco, La Cañada del Infiel, una zona de montes y ríos, vivía muy alejado de la ciudad; pero José da Silva, presidente de Lusáfrica, viajo a La Habana para buscar talento y a través de un amigo supo que yo vivía en una loma y hacía este tipo de música; al enterarse de eso, pues se lanzó allá."
Polo había logrado un gran éxito con su disco Guajiro natural, una colección de 12 temas en los que el músico demostró la gran calidad de la música campesina de Cuba. El disco se convirtió instantáneamente en un suceso no sólo en América Latina, sino también en Europa. En varios países sus ventas alcanzaron el disco de platino.
Actualmente, el carismático músico promocionaba su nueva producción, Guitarra mía y tenía en puerta varias actuaciones en México al lado de varias leyendas del Buenavista Social Club.
Conocí la música de Polo en las calles de la ciudad de México. Debe haber sido a fines del 2001, en una tocada sonidera de fin de año. Entre las salsas y cumbias que son la delicia de los bailadores callejeros capitalinos -en México donde mejor se bailan esos ritmos es precisamente en la calle, bajo el inclemente bombardeo auditivo de un sonido-, hizo su aparición en la noche una canción que era ya un gran éxito: "Un montón de estrellas".
El disc-jockey en turno había accedido a brindar el tema al público presente debido a la insistente petición de unas jóvenes no mayores de 18 años. Hasta entonces conocí el título de la canción.
Era una canción absolutamente distinta de las que sonaban aquel día. Y sin embargo, fue capaz de poner a gozar a los nocturnos bailadores tropicales de la gran capital mexicana. Un campesino guajiro cubano había logrado inspirar a los urbanos jóvenes mexicanos para dar su mejor esfuerzo en el dancing.
En memoria de aquella feliz noche y como un pequeño e insuficiente tributo a Polo, reproducimos la letra de su canción más famosa, un hermoso tema de amor y desamor.
Un montón de estrellas
Yo no sé por qué razón cantarle a ella
Todavía no la borro totalmente
Incontables son las veces que he tratado
Porque ella sabe todo mi pasado
Porque yo en el amor soy un idiota
Pero ella casi siempre se aprovecha
Hoy recuerdo la canción que le hice un día
Poco a poco fui cayendo en un abismo
Una víctima total de sus antojos
Poco a poco fui saliendo hacia adelante
Porque yo en el amor soy un idiota
Pero ella casi siempre aprovechaba
Todo fue así
Yo la quería, yo la adoraba
Todo fue así
Como yo quise a esa mujer
Todo fue así
Yo era capaz de subir al cielo
Todo fue así
Un pajarito que iba volando
Todo fue así
Tanto se burló de mi
Todo fue así
Por bobo me paso
Yo la quería, yo la adoraba
Cómo yo quise a esa mujer
Yo era capaz de subir al cielo
Un pajarito que iba volando
Tanto se burló de mi |
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