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La insignia
21 de abril del 2002


Venezuela

El sentido de las palabras


__Especial__
La segunda Intifada

Pedro López López
También publicado en «Metro directo». España, abril del 2002.



Humpty Dumpty: "Cuando uso una palabra quiere decir lo que yo quiero que diga, ni más ni menos". Alicia: "La cuestión es si se puede hacer que las palabras signifiquen cosas diferentes". Humpty Dumpty: "La cuestión es saber quién manda... eso es todo" (Alicia en el País de las Maravillas).


Las relaciones entre poder y lenguaje han hecho correr ríos de tinta entre sesudos pensadores, pero perlas como ésta consiguen sintetizar el pensamiento en poquísimas palabras. El maestro Chomsky no se queda atrás: "Ser emperador o pirata depende de la cantidad de barcos que uno tenga". Los vencedores han tenido siempre una gran capacidad para hacer que la gente utilice las palabras según sus intereses. ¿Quiénes son patriotas y quiénes terroristas? Evidentemente, los vencedores son los primeros y los perdedores los segundos.

Vemos las informaciones sobre "el conflicto" palestino-israelí y a poco que nos pongamos a pensar, las cosas no encajan. Los telediarios hablan de "combates" y "batallas" en Palestina. Me voy al diccionario de la Real Academia Española, última edición. Batalla: Serie de combates de un ejército con otro. Combate: Acción bélica o pelea en que intervienen fuerzas militares de alguna importancia. ¿Es que los responsables de los telediarios y los jefes de redacción de los periódicos no conocen las palabras? No, la cuestión es que la información no la dan los perdedores.

Vemos que hay un solo ejército ocupante de unas tierras que no pertenecen a su país (Estados Unidos, "el primo de Zumosol", habla en estos casos de "tierras en litigio"; como hablaría de "cambio de gobierno" en el caso de que hubiera triunfado el golpe de estado -así se llama- contra Hugo Chávez). Por la otra parte, tenemos un pueblo ocupado, bombardeado, al que se le esquilman sus recursos para sobrevivir, y con el que se está cometiendo un brutal atropello. En su desesperación, los palestinos cometen actos suicidas terroristas. Actos no justificables, pero que hay que explicar en el contexto de la desesperación. Actos que perpetúan la autojustificación de un psicópata que ya tiene asegurado su puesto en el museo de los horrores de la historia. Un psicópata apoyado por su pueblo. Un pueblo que sigue recreándose en su victimismo y que se ofende por que se encuentre alguna remota analogía entre la situación que sufrió y la barbarie que está apoyando. Un pueblo que no quiere reconocer que ha pasado de víctima a verdugo. Quizás jugar con el lenguaje tiene este coste: se termina no comprendiendo la realidad.

Pero el apoyo del pueblo israelí a Sharon podría ser irrelevante, porque el apoyo que cuenta a nivel internacional es el de la potencia más poderosa del mundo, que surte de armas a Israel y le apoya incondicionalmente en su bárbaro comportamiento contra todas las resoluciones de la ONU. Sharon quizás se siente algún día en el banquillo, pero quien no lo hará será ningún gobernante de Estados Unidos, por mucho que apoye a psicópatas como Sharon o a dictadores como Pinochet. Aunque Kissinger parece que está nervioso últimamente y ha perdido el gusto por los viajes (ver "Juicio a Kissinger", de Christopher Hitchens).


(*) Pedro López López es Vicepresidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de España.



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