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16 de abril del 2002 |
Venezuela Continúa la manipulación
Carlos Molina
Apenas han pasado 48 horas de la vuelta al poder por parte de Hugo Chávez y, tras el bochornoso e incongruente espectáculo protagonizado por la prensa en su cobertura sobre los recientes acontecimientos, su postura vuelve a la crítica sin fundamento. Después de pasar por el mal trago de no poder explicar en términos creíbles la liberación del presidente por aclamación popular, cuando el día anterior detallaban y analizaban los hechos ocurridos otorgando reconocimiento legal al gobierno del luego efímero Carmona, vuelven a la carga contra el legítimo presidente Chávez.
Los tres diarios más importantes de España (El País, ABC y El Mundo) denuncian con titulares y comentarios que parecen casi copiados entre sí la actitud desafiante y dictatorial que vuelve a adoptar el gobierno encabezado por el repuesto Chávez. Dos aspectos son centrales en sus comentarios, que en estos días son noticia de portada: Por un lado, se acusa a Chávez de no querer convocar elecciones en este momento, a pesar de la crisis institucional. A este respecto quiero recordar que Chávez es presidente por elección popular y en pleno desarrollo de la legislatura que la Constitución establece. ¿Acaso esos medios olvidan la actitud del gobierno español de Suárez cuando en 1981 vio secuestrado el Parlamento por las fuerzas militares? Después de recuperar la calma política y la vuelta al gobierno constitucional, Suárez no planteó elecciones, ni a nadie se le ocurrió demandarle tal posibilidad. Muy al contrario, su actitud fue de continuidad y una ausencia total de autocrítica. Por otra parte, se reprocha a Chávez que, aunque anunció que no se tomarían represalias personales contra los responsables, ya se han producido detenciones entre los mandos militares y miembros del gobierno conspirador. Esta crítica no solo carece del mínimo rigor legal sino que constituye un insulto al sentido común y a la inteligencia de los lectores, a los que se toma por estúpidos. Señores, ante tamaña conspiración contra el orden constitucional no cabe más que aplicar pura y llanamente la ley. Aunque el propio Chávez quisiera tomar represalias personales, cosa que no ha hecho, es misión obligada de la Fiscalía General actuar de oficio contra los actores de esta gigantesca agresión con todo el peso de la ley. ¿O acaso es una represalia usar los instrumentos legales y penales contra quien atenta de tal manera, usurpando los poderes establecidos en la Constitución e incluso derogándola? Quiero recordar a los responsables de las redacciones de estos diarios cuál fue el destino de los militares que apoyaron el golpe de 1981. ¿Qué fue de Milans del Bosch, de Antonio Tejero y de tantos otros después de su intento fallido? Tuvieron que enfrentarse a la acusación de conspiración contra el Estado de derecho y, en consecuencia, pasar una buena temporada en la cárcel. A nadie se le escapa el interés que el gran capital español tiene en las inversiones llevadas a cabo en Venezuela en los últimos años. La banca, encabezada por el BBVA (que ahora se tambalea ante los tribunales acusada por el juez Garzón de oscuros negocios y cuentas secretas) y seguida por el BSCH, la petrolera REPSOL y la todopoderosa Telefónica, tienen importantes razones para influir en esta campaña mediática que intenta condicionar a la opinión pública española en contra de quienes legítimamente defienden sus derechos democráticos. Y es que cuesta mucho aceptar lecciones de democracia de quienes se supone son un pueblo atrasado y acostumbrado a ser gobernado por la fuerza de las armas, según nuestra mitología política. Quizás deberíamos empezar a reflexionar en España, con humildad y sinceridad, sobre quién tiene que aprender de quién. |
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