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15 de abril del 2002 |
¿El Perú como peón de los estadounidenses?
Javier Diez Canseco
En las últimas semanas ha quedado claro que la política exterior peruana está marcada por la ilusión de la "sociedad" (partnership) con los EEUU. Entre nosotros los latinoamericanos, la historia diplomática conoce de muchas fisuras, pero ninguna tan persistente como la que nos divide ante el gigante del Norte. Frente a él, sus millones y cañones, siempre hemos asumido una de dos actitudes: unirnos con los otros latinos para tratar como grupo, buscando términos de igualdad; o negociar por separado, buscando obtener ventajas especiales por ser peones de los intereses norteamericanos. Es triste observar cómo Torre Tagle ha emprendido el tránsito de una posición digna a una marcada por la sumisión y el ventajismo.
Esto es lo que está detrás de una sucesión de acontecimientos: la visita de George W. Bush, la oferta de renovación de las Preferencias Arancelarias, la condena a Cuba, la indiferencia ante la masacre a los palestinos con hipócrita aval de EEUU. Nuestra cancillería parece querer cumplir el papel que venía asumiendo la alicaída Argentina: ser el instrumento de los EEUU en Latinoamérica. ¿Aprovechar, oportunistamente, el vacío creado por la pérdida de influencia internacional de la Argentina y sustituirla aspirando a "gozar" de las preferencias prometidas? El Perú históricamente ha sido amigo de Cuba y ha recibido enormes muestras de solidaridad del pueblo y del gobierno cubano. En cuanto terremoto, epidemia y catástrofe hemos sufrido, hemos recibido médicos, hospitales de campaña, ingenieros y socorristas cubanos. Hay una larga historia en común: Leoncio Prado combatió por la libertad de la isla al lado de José Martí, el historiador y canciller Raúl Porras Barrenechea se jugó por Cuba contra su exclusión de la OEA; además, el canciller Carlos García Bedoya fundamentó la postura del Perú frente a su revolución y el bloqueo norteamericano. El Perú tiene una posición histórica que goza de consenso nacional y un vínculo emocional que la cancillería no puede cambiar sin debatirlo con el país, y las fuerzas políticas, sólo porque cree que puede aprovechar mejor la circunstancia y ser el nuevo peón de los EEUU en Latinoamérica. Continuando malas costumbres heredadas, ha seguido el doble discurso. A propósito de la visita de Bush, el Presidente Toledo señaló que el tema de Cuba no estaba en agenda, aunque admitió que Bush lo planteó en Lima. A continuación, Torre Tagle dijo que no habría condena. Luego promovió una nueva resolución que condena sin confesarlo. García Sayán sostiene que es una creación novedosa que escapa de los viejos dilemas. Pero, la realidad muestra que sólo busca las palabras adecuadas para que parezca que no se condena a quien se coloca en la picota. A Cuba se le exige flexibilidad para recibir un inspector, pero no se exige a EEUU que cese el bloqueo económico. ¡Qué equidad! Sucede que ambos términos son indisolubles porque interactúan como parte del círculo vicioso que atrapa al Caribe desde hace cuarenta años. El Perú bien lo sabe y lo ha repetido en innumerables circunstancias. El embajador Miguel Bákula lo acaba de repetir en Caretas, sosteniendo que el bloqueo y los DDHH son los temas de la negociación pendiente en Cuba. ¿Puede alguien creer que la moción García Sayán no inclina la balanza de un lado? Además, la Resolución promovida por Torre Tagle fue en efecto elaborada en estrecho contacto y pleno entendimiento con el Departamento de Estado de EEUU, y ellos la difundieron en Ginebra para comprometernos y ello provocó un penoso incidente que revela a EEUU detrás de todo el tinglado. El proyecto sobre Cuba "olvida" que Estados Unidos no cumple la Resolución 56/9 de la 64ª sesión plenaria de la ONU, del 27 de noviembre de 2001, que demandó, por noveno año consecutivo, el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los EEUU contra Cuba. ¿Ese era el precio del APTA? Mal intercambio, pues resulta que el tema del APTA no será visto, menos aún aprobado, hasta el 22 de abril, tras la decisión del bloque demócrata de dar prioridad a otros asuntos. ¿O se trata del precio por un sustantivo apoyo económico para la campaña electoral de Toledo recibido como aporte de la comunidad cubano-americana de Miami? Si EEUU promueve acciones para garantizar la democracia en todos los países del mundo y en Cuba, ¿por qué no ha ratificado el Pacto Internacional de Derechos Humanos? ¿Por qué tampoco ha suscrito el protocolo del Pacto Internacional de derechos civiles y políticos del comité de derechos humanos de la ONU? ¿Por qué los EEUU no han reconocido la competencia de la Corte Interamericana? Pero lo grave es que Torre Tagle exija a Cuba lo que su "partner" estadounidense no ha ratificado o suscrito. Finalmente, el gobierno cambia una posición histórica sin discutir con el país. No pide opiniones ni escucha. Aparentemente, no siente un compromiso con el marco institucional nacional. El Pleno de Congreso aprobó, con 67 votos y 2 en contra, una moción multipartidaria en la cual se le pide al Presidente instruya al Canciller para que Perú se abstenga de condenar a Cuba. Pero el gobierno procede a pesar de la opinión de la representación nacional. ¿Quién puede creer en la concertación? Peor aún, ¿cómo queda el Perú aislado en la Comunidad Andina de Naciones y de Brasil, en esta carrera tras el poderoso soñando con un plato de lentejas? |
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