Editorial: Venezuela: Un catorce de abril

Cuando a última hora de la noche del jueves llegó a la redacción de «La insignia» la noticia del golpe de Estado contra el gobierno democrático de Venezuela, decidimos dedicar todo nuestro tiempo y esfuerzo a intentar informar a nuestros lectores sobre lo que estaba ocurriendo. Una decisión que en un diario no lucrativo e independiente como el nuestro, que a diferencia de otros muchos no cuenta con ningún tipo de apoyo en ámbitos políticos ni empresariales, implica equilibrar la carencia de recursos con un fuerte compromiso individual.

En circunstancias normales, no haríamos mención alguna del trabajo realizado por la redacción del proyecto que tienen en sus pantallas. No tenemos más compromiso ni militancia que la información, ni más objetivo que la pretensión de realizar una publicación digna, y la simple existencia de estas páginas es para nosotros un premio suficiente. Sin embargo, el seguimiento realizado por «La insignia» sobre los acontecimientos en Venezuela no habría sido posible sin la colaboración directa de muchos amigos -especialmente venezolanos- que nos mantuvieron informados minuto a minuto.

Gracias ellos, fuimos los primeros en publicar la noticia sobre la inminente liberación del presidente Hugo Chávez, antes que la inmensa mayoría de los grandes medios de comunicación. Gracias a ellos narramos la toma del Palacio de Miraflores, cuando casi todos los medios seguían fieles a la propaganda progolpista o permanecían en silencio. Gracias a ellos, mantuvimos una cobertura constante que sin duda alguna ha merecido la pena y que demuestra que se puede realizar un periodismo de calidad, en tiempo real y con un respeto estricto por los hechos.

En el momento de escribir estas líneas, todo parece indicar que la crisis desatada en Venezuela concluirá con el restablecimiento del orden constitucional. Como medio profundamente comprometido con la causa de los derechos humanos, nos alegra que la aventura golpista no haya terminado, una vez más, con otro proceso democrático latinoamericano. Pero si nos permiten una mención de carácter aún más personal, nos alegra especialmente por los lectores que nos escribieron durante estas horas para pedirnos información, animarnos, apoyarnos o incluso criticarnos; por los compañeros de la Fiscalía que permanecieron encerrados en defensa de la democracia, en la sede del Ministerio Público, en Caracas, a pesar del evidente peligro que corrían; y por los venezolanos residentes en otros países que compartieron con nosotros su angustia ante la falta de noticias.

Hoy, 14 de abril, pretendíamos abrir la edición de «La insignia» con un recordatorio siempre necesario de otra república, la II República española, de cuya instauración se cumplen 71 años y que fue salvajemente destruida por fuerzas no muy distintas a las que han intentado acabar con el estado de Derecho en Venezuela. Pero difícilmente podríamos haber imaginado mejor homenaje a la democracia y al socialismo -para nosotros, la misma cosa- que el triunfo de una sociedad frente a los perros de la guerra.

Lo demás, la crónica de estas horas en la redacción de un pequeño diario de Internet, carece de importancia.