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23 de abril del 2002 |
Hanna Schygulla comparte sus sueños
Ericka Montaño Garfias
Cuando era niña su madre la llevó al doctor, porque "pensaba que algo estaba mal en mi cabecita. El doctor dijo 'ah no, aquí nació una actriz'", y con el paso de los años Hanna Schygulla cumplió el vaticinio del galeno y llenó la pantalla de la mano del enfant terrible del cine alemán Werner Fassbinder.
Hace años soñó que cantaba, y desde entonces canta sin importar el idioma. Lo hizo el jueves en Bellas Artes y lo repitió este sábado en El Hábito, en un espectáculo más personal, íntimo, que se llamó Hanna Shcygulla y sus amigos. La velada transcurrió llena de sueños, de los sueños de ella, de esos que compartió al público con su voz y su imagen en una pantalla, colocada detrás del escenario del bar, sobre la que se proyectó el documental Quel que soit le songe (Cualquiera que sea el sueño), filmado en 1998 por su amiga cubana Francisk-Lissette Herrera, y después, "en estreno mundial", la serie de videos que Shygulla grabó hace 25 años para superar un proyecto fallido con Fassbinder. Todo comienza cuando la actriz recita el texto de Borges de ese hombre que soñó con otro hombre "que tenía un corazón, caluroso, activo, secreto, grande como un puño cerrado color granate, aún sin cara y sin sexo. Luego soñó un hombre que no podía hablar, alzarse ni abrir los ojos, ni abrir la boca. Día tras día, noche tras noche, el hombre lo soñaba dormido. Después lo soñó vivo y poco a poco, paso a paso lo fue acostumbrando a la realidad". Sus palabras se arrastran melodiosas acompañadas al piano por Dimitri Dudin. "Quel que soit le songe", canta la actriz en francés con la luz sobre su rostro. El público calla y sueña... Después presenta el video-documental Quel que soit le songe. El sonido, advierte, no es bueno porque se grabó con una cámara no profesional. Es ella misma quien con su voz en vivo suple cualquier deficiencia. Micrófono en mano mira la imagen y narra. La pantalla se llena con los ojos de la actriz, sus ojos de niña y de mujer, las fotografías de sus padres y los recuerdos de su carrera. Videos inéditos La Schygulla cede el micrófono a su amiga cubana Alicia Bustamante, quien hace una crítica política sobre el periodo especial cubano y los apagones en la isla, que al final trajeron algo bueno; "sirvieron -dice- para que las personas volvieran a platicar". Y ahora los videos inéditos que grabó Schygulla hace cinco lustros y que son "protocolos de mis sueños". Ella dirige, actúa y graba. Noche tras noche se adentró en sus propios sueños y los filmó con nombres como Träumen (Sueños), ¿Por qué matan?, La llave nocturna, Zugabe (Repetición) y Die Reise (El viaje). Están en alemán, ella los traduce en vivo al castellano. Después de soñar en video, Schygulla entonó varias de las canciones que componen el repertorio de su espectáculo Brecht... aquí y ahora (Brecht... ici et maintenant) que presentó el jueves en el Palacio de Bellas Artes: Die morität von Mackie Messer, Bilbao Song, Surabaya Johnny. También aquella que, aunque no lograba detener la guerra por completo, sí la frenaba por cinco minutos porque ambos bandos escuchaban Lili Marleen. Y así, entre sueño y sueño, se fueron dos horas completas. A las ensoñaciones de la Schygulla siguió otra hora con canciones de Frasncisk-Lissette, los tangos de la argentina Cristina Vanegas y el desmadre de Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe, quienes de paso manifestaron su apoyo a La Jornada y criticaron la postura adoptada por México en contra de Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y las acciones israelíes en los territorios palestinos. Llamaron a la protesta porque "somos pacifistas, no pendejos". |
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