21 de marzo del 2008
Me he roto los brazos peleando con la suerte.
Anoto en mi diario:
Otra derrota ganada.
Es tarde,
sin siquieras,
sin acasos,
sin más razón que un tiempo que no acaba de pasar.
Tenía el pelo húmedo,
una bata azul
y la nariz moqueándole de frío.
Por lo demás,
muerta la piel de soledad.
En medio del amor y la mentira,
el mío,
la tuya,
la mía,
tu silencio
y mi palabra abominable.
De haber sabido
que de mí
iba a hacerse este silencio,
ni un quejido,
ni una broma,
ni un suspiro.
Quién a perseguirme hasta que caiga;
quién a mentirme la virtud;
quién a arremeterme dulce,
lenta,
suave,
intensamente.
Quién a revelarme sus mentiras;
quién a confesarse soledad,
quién a que lo escuche,
con boca abierta,
lengua,
labio,
diente,
abierta.
Quién a a que caiga en el silencio,
a que lo olvide,
a que me ofenda,
mientras le tiemblo,
mi calor,
mi humedad,
piel
y recuerdo.