18 de junio del 2008
Los próximos días 18, 19 y 20 de junio, Madrid se convierte en la capital sindical y empresarial de Europa. Los sindicatos de las principales capitales -París, Berlín, Londres, Roma, Lisboa, Bruselas, Oslo, Moscú, Atenas y otras- acuden a la 8ª Conferencia Sindical de Capitales Europeas, convocados por CCOO y UGT de Madrid. Una conferencia que se desarrollará de forma paralela al encuentro de organizaciones empresariales.
Analizaremos el impacto de la crisis sobre la economía europea y sus efectos sobre el empleo. Analizaremos la situación del empleo y el impacto de la reciente Directiva europea sobre las 65 horas semanales de jornada de trabajo y el rechazo frontal de todas las organizaciones que formamos la Confederación Europea de Sindicatos. Prepararemos acciones conjuntas de todos los sindicatos de la capitales europeas ante la convocatoria de la Confederación Sindical Internacional de una Jornada Mundial por el Trabajo Decente el próximo 7 de octubre.
En CCOO de Madrid hemos preparado un Estudio comparativo de salarios, precios y poder adquisitivo de Madrid con el resto de capitales europeas. Un estudio elaborado por nuestra Fundación Sindical de Estudios que pone de manifiesto que, a lo largo de los últimos 20 años, Madrid sigue situado a mitad de camino entre los 15 países más ricos de la Unión Europea y los 10 países más deprimidos.
Ocupamos el puesto número 13 en salarios y cobramos un 19 por ciento menos que la media de la Europa de los 15 países más desarrollados, aunque si nos comparamos con la media de los 27 países de la Unión nuestros salarios se sitúan un 16 por ciento por encima. Para hacernos una idea, un trabajador de la construcción cobra anualmente unos 12.500 Euros en Madrid, unos 23.000. en Londres y unos 1.800 en Sofía. Si hablamos de ingenieros, cobrarían una media de 26.700 euros en Madrid, 52.000 en Luxemburgo y los ingenieros en los países de este cobrarían entre 3 y 8 veces menos que nosotros.
La región madrileña es un 6 por ciento más cara que la media, un 10 por ciento más barata que la media de los 15 países más ricos y un 30 por ciento más cara que la media de los 10 países más pobres. Nuestro poder adquisitivo está un 17 por ciento por encima de la media de los 27 países de la Unión, un 55 por ciento por encima de los 10 más pobres y un 5 por ciento por debajo de los 15 más ricos.
La burbuja inmobiliaria se nota en los precios de los alquileres, que en Madrid alcanzan una media de 838 euros, frente a los 449 de Berlín, 547 de Amsterdam y Helsinki, 713 de Bruselas, los 763 de Lisboa o los 796 de Estocolmo. El alquiler medio madrileño es similar al de Viena o Roma.
Vivimos en una Europa de dos velocidades, con desigualdades salariales, de precios y de poder adquisitivo alarmantes. Podemos elegir, desde la posición intermedia que ocupamos, parecernos a los más ricos y aspirar a competir en la cabecera o instalarnos y recluirnos en el furgón de cola. Si queremos jugar en primera tenemos que cambiar el ladrillismo especulativa por un modelo más productivo, con alto componente tecnológico y esfuerzo investigador, con más innovación y calidad de nuestros productos y servicios. Se acabó el dinero fácil sin inversión productiva y desarrollo tecnológico.
Si queremos ir al pelotón que tira de la Unión Europea tenemos que apostar por un empleo cualificado, bien formado, estable, seguro, con marcos regulados de relaciones laborales, con salarios dignos y trabajo decente. No un empleo precario, de usar y tirar. Con altas tasas de siniestralidad y enfermedades profesionales. Precario y mal pagado. Cuesta mucho dinero formar a un trabajador cualificado y esa es la mayor riqueza de un país, sus trabajadores.
Si queremos ser europeos modernos tenemos que evitar las fracturas sociales y las desigualdades. Tenemos que cohesionar y no tensionar la sociedad. Tenemos que fortalecer nuestro sistema educativo, la sanidad pública, la atención a las dependencias, la protección por desempleo y los servicios sociales, las políticas de vivienda.
Esa es la elección que Madrid tiene por delante. O competimos con los que hoy son mejores que nosotros. O competimos con China o la India. O mantenemos un mediocre puesto intermedio, campeones de la media, protagonistas de nada. Desequilibrados, desiguales, insustanciales. Para avanzar hay que sumar voluntades, diálogo, esfuerzo compartido. Y en eso andamos flojos en Madrid últimamente. Nunca es tarde y esta semana podemos aprovechar para aprender de los sindicatos y empresarios europeos a prevenir lo que los otros hicieron mal y mejorar lo que les fue bien. En un mundo globalizado, mirarse en el espejo de los otros es fundamental.