10 de diciembre del 2007
En el epígrafe 68 de Bartleby y compañía, Enrique Vila-Matas escribe:
En Exploradores del abismo, colección de relatos publicada recientemente, Vila-Matas vuelve a sus temas recurrentes: la dilución del autor, los impulsos suicidas y, sobre todo, la confusión entre literatura y vida. Entre las citas que enriquecen los textos de Vila-Matas, una de Julien Gracq se repite: "Estoy solo, pero no me quejo. El escritor no tiene nada que esperar de los demás. Créanme. ¡Sólo escribe para él!"
Puede que estos relatos de Vila-Matas surjan de las anotaciones que un convaleciente escritor, el propio autor, toma en un cuaderno rojo, una clara referencia a las obras de Auster, con quien los textos tienen más de una relación; y puede también que la enfermedad sufrida por el autor haya marcado un punto de inflexión en la literatura de Vila-Matas.
Se lee en "Café Kubista", el primer relato de Exploradores del abismo que, a pesar de ser el último de los relatos considerando el tiempo de su redacción, funciona a modo de prologo:
Si el relato funciona como prólogo, el lector tiende a interpretar el texto de "Café Kubista" como una explicación o una confesión del autor, cuando en ningún momento el narrador se identifique con Vila-Matas, ni con el nuevo Vila-Matas ni con el "otro". El título de la recopilación, Exploradores del abismo, que apela a una cita errónea de Kafka, nos lleva a Bartleby y cía, esa obra escrita por el "otro" y que nos debería hacer sospechar de todo el juego vilamatiano de confusión entre la realidad y la ficción: El jorobado narrador de Bartleby no puede ser identificado con el autor, sin embargo la primera persona ayuda a Vila-Matas a crear una confusión a la que nos entregamos, como debe hacerlo todo lector, con pasión. Un juego de confusiones al que ya habíamos discutido a propósito de los relatos de Bolaño.
El centro alrededor del que se estructura Exploradores del abismo es "Porque ella no lo pidió", un extraordinario relato donde el autor "da un paso más" y "asoma su mirada a otros espacios". En él, Vila-Matas retuerce la metanarratividad y nos lleva ante un abismo ante el cual no nos queda más remedio que aceptar que no hay posibilidad de distinguir la realidad de la ficción, que toda ficción es real y toda realidad ficcionada es una nueva realidad... y que la vida no tiene nada que ver con la literatura ni con la realidad.
Pero me gustaría destacar especialmente "Amé a Bo", insólito relato de ciencia ficción con aires surrealistas, con imágenes extraídas de Kubrick y de De Chirico, donde la desesperanza irónica de Vila-Matas se muestra en todo su esplendor: Qué mayor explorador del abismo que aquel que viaja en una nave espacial sin destino, avanzando siempre en línea recta, condenado a diluirse en el infinito...pero, ¿acaso no es eso la vida?