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6 de octubre del 2006 |
Oaxaca en el laberinto
Texto y fotografía: Eduardo Stanley
Hace aproximadamente dos años, el prestigioso pintor oaxaqueño Francisco Toledo encabezó una dura batalla contra la corporación McDonald's para impedir que esa empresa se instalara en el centro histórico de la localidad de Oaxaca. El artista argumentó que la presencia de este tipo de restaurantes era contrario a la estética y estilo de esa zona. Miles de personas lo apoyaron y finalmente triunfó. Pero desde hace cuatro meses, la ciudad está envuelta en una caótica situación social que dificilmente imaginó Toledo cuando buscaba mantener su belleza y dignidad. Los maestros y ciudadanos que exigen la dimisión del gobernador Ulises Ruiz han ocupado el centro histórico de Oaxaca, visitado por miles de turistas. Oaxaca es ahora una ciudad tomada, consecuencia de un régimen político y social en descomposición. El gobierno intentó reprimir con la policía local. Después, pasó a la provocación y hasta aparecieron sospechosos grupos "guerrilleros", para provocar la intervención del ejército. Pero fracasó. Por eso, Ulises Ruiz clama al gobierno federal. Es decir, pide al presidente Vicente Fox que reprima para "reeestablecer el orden y el estado de derecho en Oaxaca". Discurso burocrático que pretende legitimar el uso de la fuerza en beneficio del poder. Pero si el estado busca reestablecer el orden, debería empezar por investigar y aplicar la justicia a quien desestabilizó dicho orden y provocó la revuelta social contra el gobernador. Entre las acusaciones contra Ulises Ruiz-nunca investigadas-figuran un posible fraude electoral en la consulta que lo llevó al poder en el 2003, represión de manifestaciones populares, asesinatos de dirigentes campesinos y asalto y secuestro del periódico Noticias. "Oaxaca necesita una nueva Constitución que contemple los derechos del pueblo -afirmó Pánfilo Avendaño, oaxaqueño residente de Fresno (EEUU)-. Ulises Ruiz debería renunciar porque violó las leyes que ellos mismos imponen." Avendaño formaba parte de un grupo de oaxaqueños que el martes 4 de octubre se expresaron frente al Consulado de México en Fresno contra la represión en el estado del sur de México. La protesta se llevó a cabo simultáneamente en varias ciudades de California, como Los Ángeles, San Francisco y Sacramento. "Necesitamos apoyo de la gente para evitar la represión -comentó Oralia Maceda, residente de Fresno-. Queremos que haya una negociación, no violencia." En México, mientras tanto, los ánimos están caldeados. Ulises Ruiz fue elegido por "dedazo" para ser candidato del Partido de la Revolución Institucional (PRI), para mantener décadas de dominio politico de dicho partido en Oaxaca. Y para mantener, también, la tradición y cultura política que incluye compadrazgo, represión a la oposición, compra de votos, beneficios para los aliados, reparto de recursos a las comunidades de acuerdo a intereses politicos y personales, etc. Un sistema y una cultura politica que muchos mexicanos creyeron dejar atrás cuando en el año 2000 eligieron a Vicente Fox, del Partido de Acción Nacional (PAN), para la presidencia. La sociedad votó por un cambio, por la democratización de las instituciones; particularmente, de la justicia. Pero al cabo de seis años, poco parece haber cambiado. Ruiz pide desesperadamente a Fox que reprima porque no puede gobernar: la mayoría de las oficinas oficiales de Oaxaca están tomadas por los huelguistas. Fox duda, porque falta poco para que entregue el mando a su sucesor y pasaría a la historia como represor. El futuro presidente, Felipe Calderón, del mismo partido de Fox, ganó las elecciones por menos del uno por ciento de votos; o sea, que asumirá sin capital politico. Además, el candidato presidencial perdedor, Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), rechaza los resultados y pretende formar un gobierno "paralelo". Por una parte, Calderón, quien asume el 1 de diciembre, no quiere heredar el caso Oaxaca. Por otra, el PRI, reducido hoy a tercera fuerza política nacional, negocia con el PAN su apoyo al nuevo presidente siempre y cuando se mantenga a Ulises Ruiz como gobernador de Oaxaca. Y mientras tanto, el PRD pide su destitución, en apoyo a los reclamaciones de los huelguistas. ¿Quién ganará el pulso político? Una cosa parece estar clara: tanto el PRI como PAN anteponen sus intereses politicos a las peticiones de la población oaxaqueña. En estas circunstancias, es casi seguro que el presidente Fox asumirá el sacrificio político de reprimir. Según algunos medios de comunicación, será la marina y no el ejército quien se encargará de la "limpieza", que consistiría en una acción rápida, de tipo "quirúrgico": arrestar a los líderes y dispersar a los demás dejando corredores por donde la gente pueda salir, en lugar de encerrar y golpear. Eso sí lo aprendieron bien. |
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