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15 de junio del 2006 |
Paul Medrano
El cover es una plaga que se ha propagado entre la música de todo el planeta, lo que ha generado que la tiendas se llenen de discos y discos con segundas, terceras y cuartas versiones de temas ya conocidos. En ese contexto, la bossa nova no es la excepción, sino todo lo contrario: casi todo se ha bossanovizado: Beatles, Bob Marley o los Rolling Stones son sólo algunos grupos que en producciones baratas que pretenden ser homenajes, acaban siendo una parodia. Mención aparte son los precursores del género; Joao Gilberto, Vinicius de Moraes y Antonio Carlos Jobim, quienes comenzaron a fines de los años 50 retomando los rasgos de la samba, quitándole estridencia y creando la bossa nova, una música netamente sensual y cadenciosa. La nueva sensación de ese ritmo se llama Nouvelle Vague, igual que el movimiento cinematográfico acuñado en Francia a finales de los 60. La idea fue concebida por Marc Collin y Olivier Libaux, a quienes se les ocurrió rescatar del olvido algunos temas clásicos de los 80. De tal manera que echaron ojo a su discografía de esa época para buscar las canciones que más quisieron en su adolescencia. Pero su intención era honrar esos temas y no burlarse indirectamente de éstos al hacer una mala versión. Así, reunieron a un puñado de vocalistas, seis brasileñas, una francesa y una neoyorquina: Camille, Sir Alice, Alex, Melanie Pain, Silja, Eloisia y Daniella D'Ambrosio, quienes aportaron con su voz el toque cachondo que suelen darle las féminas a la bossa nova. Collin y Libaux se preocuparon en escoger cantantes que no hubiesen escuchado jamás los temas seleccionados, para que su interpretación mantuviera una frescura auténtica. Además, hicieron que éstas agregaran en la grabación un toque original y diferente. Entre otros temas, incluyeron en el disco: Love will tear us apart de Joy Division; I just can't get enough de Depeche Mode; In a manner of speaking de Tuxedomoon; Guns of Brixton de The Clash; Too drunk to fuck de The Dead Kennedys; Marian de Sisters of Mercy y A forest de The Cure. Sin duda un repertorio completo, nutrido y sumamente nostálgico. Recuerdos poderosos de cuando Inglaterra comenzaba a despertar del punk, aunque la propuesta de Nouvelle Vague también tiene otra justificación: la bossa nova fue algo así como el punk brasileño de los años sesenta; basta recordar el escándalo que produjo entre los cultistas del samba, pero además demuestra que el disco está alejado de la muy malentendida suavidad con que los no brasileños suelen interpretar el género. De modo que sorprende que Collin y Libaux le hayan encontrado el lado sensual hasta una canción de los Dead Kennedys, que hayan escarbado bastante para encontrar la dulzura a algo de Joy Division. Aparentemente, Nouvelle Vague era una banda atípica, cuyo objetivo era grabar un disco, pero ante el éxito mundial que en 2005 tuvo su álbum homónimo, en mayo entregaron un segundo platillo de bossa nova, Bande a part, el cual se vislumbra que tendrá el mismo fin: conquistar a los melómanos del mundo. Para su segundo disco, elaborado con la mismas vocalistas y en la misma dinámica de homenajear temas ochenteros, la selección de versiones no podría ser mejor: la clásica Heart of glass, de Blondie; Bela Lugosi's dead, de Bauhaus; Blue monday, de New Order; Dancing with myself, de Billy Idol; The killing moon, de Echo & The Bunnymen; Human fly, de The Cramps; Ever fallen in love, de Buzzcocks; Dance with me, de The Lords of the New Church; Don't go, de Yazoo; O Pamela, de The Wake y otros cuatro temas. Algunas publicaciones consideran la propuesta de Novelle Vague como los discos que Astrud Gilberto le negó el mundo, aunque antes de escuchar al grupo (y adorarlos) se debe comprender la peculiaridad de su formación y que su existencia es producto de la espontaneidad de dos mentes que sin proponérselo, conquistaron al mundo, reviviendo aquello de que lo espontáneo suele salir mejor. El escritor mexicano Tryno Maldonado alguna vez dijo de Nouvelle Vague: "¿Puede un hombre tener orgasmos múltiples? Claro que sí. Con este disco y recordando la tibieza de cierto cuerpo perdido en la penumbra. Una y otra vez. Hasta el cansancio. Las veces que sean". |
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