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La insignia
21 de abril del 2006


Perú

La condena de Ronald Gamarra


Ernesto de la Jara B.
IDL / La Insignia. Perú, abril del 2006.


La imagen que me quedó de la audiencia judicial que se realizó el día de ayer, como parte del proceso seguido por delito de difamación contra el ex- procurador Ronald Gamarra (quien antes era y ahora es abogado de nuestra institución, el IDL), a raíz de la querella interpuesta en su contra por Absalón Vásquez es tan surrealista como preocupante.

Recordémosla: en el banquillo de los acusados, el ex procurador anticorrupción y, del lado de los acusadores, a un ex-ministro fujimorista con 4 procesos penales en curso por delitos de rebelión, peculado y asociación ilícita, por su vinculación con hechos tan concretos como un golpe de estado, entrega de dinero a Hurtado Miller, vladipolos y compra de maquinarias chinas.

Un Absalón Vásquez que, recordemos, no se caracteriza por colaborar mucho con la justicia. Cuando quiere asiste a las diligencias, pero cuando no le conviene, pasa a la clandestinidad, tal como lo hizo hace un tiempo, lo que determinó que el juez lo declarara reo contumaz y dictara y ejecutara una orden de detención contra él.

¿Qué hizo posible una escena así? Lo que pasa es que un tribunal (la primera sala penal,) debe de escuchar a las partes, antes de confirmar o revocar una igualmente surrealista y preocupante sentencia, expedida por el Segundo Juzgado Penal de Lima, a cargo del magistrado Luis Sánchez Gonzáles, con la que se condenó en primera instancia al ex-procurador a dos años de pena privativa de la libertad suspendida y al pago de una reparación de 20.000 soles.

Para que un ex-procurador sea condenado a ¡dos años y al pago de 20.000 soles! tiene obviamente que haber ocurrido algo gravísimo e inequívoco. ¿Qué fue? Absalón Vásquez acusó a Ronald Gamarra de haberlo llamado "delincuente".

Esa tremenda acusación por parte de Absalón Vásquez, hizo que de pronto se pusiera en funcionamiento todo el complicado engranaje judicial en nuestro país, y en un tiempo record, un diligente juez-justo, sacó una sentencia supuestamente ejemplar. Por favor, imaginemos por un momento los miles y millones de veces que el poder judicial debería de actuar y que no lo hace. Pero no, en este caso, Absalón Vásquez consiguió el milagro de hacer que el poder judicial actuara como si la soñada reforma judicial se hubiera ya producido: nada de sobrecarga procesal, o falta de celeridad o ineficiencia; todo cual reloj suizo.

La defensa hecha durante el proceso por el ex procurador Gamarra y por su abogado defensor Carlos Rivera, es contundente. Se sostiene con razón, que lo primero que hay que tomar en cuenta es que la relación entre Ronald Gamarra y Vásquez no era la de dos simples ciudadanos conocidos o desconocidos, sino la propia de un procurador (abogado del Estado que tiene la obligación de colaborar en la persecución de la corrupción) y un procesado, en este caso por peculado y asociación ilícita. Un procesado que - reiteramos- en ese momento estaba ejecutando todo un plan para evadir a la justicia.

Gamarra y Rivera han explicado claramente cómo fueron los hechos. El ex- ministro no había acudido a la primera citación para la lectura de sentencia en el proceso que se le seguía y tampoco a la segunda, pero sí se tomó el trabajo de circular un documento señalando que él era un "perseguido político". Fue en ese contexto que, cuando los periodistas abordaron a Ronald Gamarra, él aclaro que Absalón Vásquez no era un perseguido político, ya que nadie lo perseguía por sus ideas ni por haber sido Ministro de Fujimori, sino que se trataba de alguien que estaba siendo investigado por hechos que constituyen delitos comunes.

¿No es de sentido común considerar que era esto lo que correspondía decir a quien en ese momento, como procurador del Estado, estaba convencido de la responsabilidad penal de Absalón Vásquez? Porque si hubiera dejado en la ambigüedad su convicción sobre esa responsabilidad penal, ¿por qué entonces Gamarra estaba formulando acusaciones y presentando pruebas? ¿Por deporte?

Es por eso que la defensa cita adecuadamente: (i) el artículo 133 del Código Penal: no se comete difamación cuando las informaciones "sean realizadas por un funcionario público en cumplimiento de sus obligaciones".

Durante la audiencia, Absalón Vásquez dijo que su única motivación con esta querella era la defensa de su honor. Pregunta elemental: ¿El honor de Absalón Vásquez ha sido puesto en cuestión en el país por lo que haya dicho o no dicho el ex-procurador Gamarra? ¿O será más bien por lo que él hizo durante la década del 90 como parte del régimen de Fujimori-Montesinos? Digamos que, quien valora tanto el honor, debería tener por lo menos un poquito más de cuidado a la hora de escoger amigos y de actuar.

No hay nada personal de parte de IDL contra Absalón Vásquez ni contra cualquiera de los que están siendo investigados por corrupción. Es público y notorio también que no somos partidarios de la cárcel, tanto que no creemos que la cárcel sea la varita que mágica que solucione todos los problemas, como porque -inocente o culpable- sabemos bien que la persona y a su entorno sufren mucho.

Pero a la vez estamos en contra de la impunidad, ya que históricamente ha quedado demostrado que a más impunidad, más delito. Y estamos especialmente en contra de quienes en lugar de asumir la responsabilidad de sus actos, escogen como estrategia de defensa el golpe contra quien actúa en nombre del estado de derecho y de la decencia.

Si un procurador puede ser llevado así de fácil al banquillo de los acusados y así de fácil ser condenado, es obvio que inhibirá a otros procuradores, fiscales y jueces anticorrupción en el cumplimento de su labor, y, por lo tanto, será punto a favor de la corrupción.

¿La sentencia de primera instancia en contra de un procurador y a favor de un procesado por corrupción habrá sido premonitoria de los tiempos que se pueden venir a raíz de los resultados electorales, en los que el fujimorismo y sus amigos en otras listas han salido muy bien parados?

Confiamos en lo que siempre hemos dicho: en el Perú hay jueces y jueces. Esperamos que los que resuelvan en segunda instancia, se pongan del lado de la lucha anticorrupción.



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