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17 de noviembre del 2005 |
Un guerrero, un constructor
Gerardo Iglesias
Representante regional para América Latina de la Federación Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera (FITCM) hasta 2001, Pablo se destacó por su lucha en dos importantes frentes: la defensa de la soberanía de su país y la construcción de un movimiento obrero clasista y revolucionario. Con su voz ronca y el lenguaje gestual con que siempre acompañó sus comentarios, la entrevista fue un derroche de energía y entusiasmo que, con seguridad, incomoda a algunos que desearían verlo jubilado de una vez por todas, y calladito.
-Me retiré en 2001, en un Congreso realizado en Dinamarca. Creía que mi salida se produciría más adelante, pero acepté ese retiro. La experiencia que acumulé en mi Internacional, la he podido aplicar en mi propio país. Dejé una FITCM unida en la región. Me vinculé ampliamente en todos los países, con todos los sectores. Nunca hice diferencias, ya fuese que las organizaciones estuviesen dirigidas por comunistas, si eran de centro o de izquierda, lo importante para mí era que los sindicatos a los cuales contactaba tuvieran el mismo objetivo en los planos organizativo y solidario. Sobre todo, la principal meta que perseguí fue que América Latina tuviera su propia identificación en el contexto de la FITCM. Fuimos muy críticos de la presencia y actuación del Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre (IADSL), manifestamos nuestro rechazo a la intervención directa del Instituto contra la soberanía de las organizaciones clasistas de nuestras naciones. Luché con todas mis fuerzas para que la FITCM transitara por otros caminos, que se caracterizara por su independencia, por su autonomía y su solidaridad. Esa fue mi principal lucha como representante regional. -En la Rel-UITA encontraste una organización amiga y aliada, identificada con el objetivo que perseguías en tu federación internacional. -Es que yo veía en Enildo (Iglesias) al Pablo Arocemena que quería para el futuro. Enildo fue mi maestro. Me inicié en la FITCM hace 17 años y no tenía experiencia en el campo internacional, y cuando uno tiene una responsabilidad busca aliados, un espejo donde mirarse. En Enildo encontré a un compañero con una personalidad tremenda, llevando adelante a la UITA de la manera que yo pretendía dirigir a la FITCM. Y quiero decirte que ahora que Enildo no ejerce como secretario regional, la UITA pasó por Panamá y junto a Luis Alejandro Pedraza tu has realizado una acción muy contundente a favor de los trabajadores bananeros de Changuinola y Puerto Armuelles. Manifestaron frente a la embajada de Estados Unidos con los trabajadores de la Chiquita Brands, con la misma decisión y coraje que Enildo demostraba, lo cual mucho me alegra. La UITA sigue siendo la misma organización solidaria que conocí en la década de los ochenta. -¿Cómo valoras el convenio de cooperación que la Rel-UITA ha suscrito con la CTRP? -Recuerda que yo vengo de ahí, de la Confederación de Trabajadores de la República de Panamá. Quienes los acompañaron todos estos días por los problemas en las bananeras fueron Guillermo Puga y Rafael Chavarría, secretario general y secretario de educación respectivamente. Ellos vienen de mi organización, la Federación de Trabajadores de la Construcción y la Madera. El convenio me satisface, me da esperanzas de que el movimiento sindical en esta región no está perdido, que todavía hay dirigentes sindicales que se mueven con arrojo y, antes que nada, son militantes de la causa obrera. Me sentí muy contento de que me hayan invitado a apadrinar ese convenio. Espero que aparezca en la fotografía que tomó Luis (risas). -¿Cómo ves al movimiento sindical? -Panamá tiene tan sólo tres millones de habitantes, pero hay cinco centrales obreras. En algunas de esas centrales hay dirigentes, o mal llamados dirigentes, que no actúan por principios sino por meros intereses personales, que únicamente buscan ciertos privilegios. Cuando los veo, vienen a mi memoria los Mártires de Chicago, que entregaron su vida por la causa, por la emancipación obrera. No obstante, con la labor de la CTRP y otras organizaciones, no dudo de que estaremos construyendo un movimiento más creíble para la sociedad. La gente observa a los sindicatos y a las centrales, sabe muy bien discernir qué clase de dirigentes actúan en esas estructuras, a quiénes debe apoyar y quiénes solamente pasarán a ser parte del basurero de la historia sindical. -¿Sos consciente de la admiración y el cariño que la UITA siente por ti? -¡Cómo no! Eso yo lo sé muy bien. Andaba por el interior cuando me dijeron que ustedes estaban aquí, por ello llegué a la capital, para estar con mis amigos. Si yo puedo decir que tuve éxito en mi desempeño como representante regional de la FITCM, se lo debo fundamentalmente a las orientaciones y los consejos que me transmitió la UITA. Eso nunca lo olvidaré. Por ello, todo lo que pueda realizar para llevar adelante el engrandecimiento de la UITA en Panamá a través del convenio con al CTRP, lo haré por compromiso y con la mayor alegría. |
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