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18 de noviembre del 2005 |
Tin Tan, el cómico rebelde
Ariel Ruiz Mondragón
Indudablemente, Germán Valdés Tin Tan fue uno de los cómicos mexicanos más importantes de la historia. Popularizador en el país del personaje del pachuco, logró desarrollarse como humorística figura popular que trascendió, con mucho, el estereotipo fronterizo. Su vestimenta, su spanglish, sus formas de hablar y de gesticular, sus ocurrencias, sus improvisaciones, sus bailes y su manera de cantar hicieron de él un personaje único en la cinematografía nacional.
Empero, pese a su relevancia, existen escasos trabajos acerca de Tin Tan, por lo que ya era hora de que alguien se avocara al relato de su vida. Eso es lo que hace Fritz Glockner en su más reciente libro, El barco de la ilusión (México, Ediciones B, 2005), en el que, en forma de novela y tomando como pretexto la amistad de un par de universitarios, nos cuenta el trajinar del actor de manera bastante amena y original.
Sobre ese libro sostuvimos una conversación con el autor, en el que abordamos los siguientes temas: la actualidad de Tin Tan, el recurso a la novela y no a la biografía para contar su vida, la mezcla de creación literaria e investigación histórica, el personaje frente a la crítica, la interpretación del personaje como un rebelde, su libertad y su vida bohemia, la relación con personajes clave en su carreras como Gilberto Martínez Solares y Marcelo Chávez, su crítica a los empresarios televisivos y su impacto en el cine internacional.
Glockner, autor de cinco libros, estudió Historia en la Universidad Autónoma de Puebla y ha sido editor y librero, además de colaborar en diversos medios periodísticos. Además, ha sido profesor en la Universidad Iberoamericana y en Darmouth College, y fue uno de los principales encargados de prensa de la campaña presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas en 1994.
Ariel Ruiz (AR): ¿Por qué escribir y publicar hoy un libro acerca de Tin Tan? Fritz Glockner (FG): Bueno, escribir, porque escribe uno. Son estas dos cosas innatas: que siempre quiere uno comunicar de alguna manera, y la escritura ha sido mi forma de contar otras historias -como en su momento las novelas que he publicado sobre la mal llamada "guerra sucia"-. En esta ocasión Tin Tan se me presentaba como un personaje único de la cultura popular mexicana, que, de una u otra forma, se había visto relegado de los discursos oficiales -afortunadamente-, pero que al mismo tiempo tiene una vigencia excepcional, como icono de la rebeldía, como actor cómico en toda la extensión de la palabra. Uso la literatura para ir contando la vida de Tin Tan, sobre todo en función de ofrecer un poquito más de carne y hueso que el simple icono como tal. Tin Tan va más allá de una simple vestimenta de pachuco, que un sombrero con una pluma, va más allá de la cara pícara con la cual se le refleja. Entonces se me ocurre realizar una gran investigación, entre 1991 y 1997, en la que entrevisto gente, hago búsqueda hemerográfica y más, además de un trabajo de contextualización histórica. Busqué no sólo presentar a Tin Tan como un personaje descontextualizado de lo que estaba pasando en el México de las décadas de los años treinta, cuarenta y cincuenta, sino inmerso evidentemente en la historia no solamente de México, sino de América Latina, y plantearlo como tal, como un personaje vivo, actuante en la historia de México. Por eso uso la literatura y no la biografía como género: la literatura me permite una libertad que el propio personaje en la vida real tenía; en cambio, en la biografía era meterme al dato histórico, cerrado, concreto. AR: Con citas y todo eso. Eso iba a preguntar: ¿por qué prefirió la novela a la biografía? FG: Lo que pasa es que la literatura te da mucho más amplitud como autor, te diviertes más, sin lugar a dudas, y tienes un público lector más amplio; no porque no reconozca yo la gran labor o lo que es el trabajo historiográfico, ya que mi carrera es la de historiador. Pero la historia me ha servido de contexto para jugar con la literatura y jugar con los personajes. Entonces te podría decir que el personaje de Tin Tan en El barco de la ilusión tomó por completo su propio vuelo, independiente de mí. Conforme iba escribiendo, el propio Tin Tan se iba solito; en cambio, la biografía no habría permitido esa libertad porque se habría visto sometida la actuación histórica al personaje mismo. Como biógrafo, no como historiador, estás sobreponiendo la verdad histórica a la propia libertad del personaje. En este caso había que darle aire al propio personaje y por eso a la libertad de improvisación del propio Tin Tan. AR: Muy relacionado con esto: ¿qué tanto hay de ficción en el libro y qué tanto de investigación? ¿Cómo mezclaste la creación literaria y la investigación histórica? FG: Los mezclo siempre. Ninguno de mis trabajos literarios ha estado exento de una investigación histórica por mi propia profesión o por mi propia deformación académica. La idea es llevar esta deformación académica, de una u otra forma, a la ficción como tal. Esto te lo va a agradecer el lector, más allá de los textos áridos históricos. No hay un porcentaje para el equilibrio; adopto la investigación histórica, tengo los datos de la historia, y los voy acomodando a la narración literaria. Por ejemplo, es evidente que el general Lázaro Cárdenas no suspendió las transmisiones de radio en 1938 para dar el aviso de la nacionalización del petróleo porque ni siquiera había cadena nacional. Pero si más o menos en ese año Paco Miller se entrevista con El Chiva, en ese entonces conductor del programa de radio El barco de la ilusión, quedaba perfectamente bien que la conversación se habría alargado debido a que el presidente Cárdenas quería lanzar un mensaje a la nación para anunciar la nacionalización del petróleo. Eso es invención mía, pero checaba muy padre la coincidencia. Destaco esa fecha porque doy información implícita al lector, y que es información que ni siquiera Vicente Fox conocía en el 2000 (tal vez ya se la aprenda después de que lea el libro, aunque no lo va a hacer porque no lee un carajo; pero a lo mejor si sus nietos lo leen, tal vez le podrán aconsejar que se aprenda cuando fue la nacionalización del petróleo). Pero de alguna manera estás ofreciendo otro tipo de información, más allá de la propia ficción. AR: Una de las partes más interesantes es donde cuenta cómo empezó a ser visto el personaje del pachuco. ¿Cómo ha sido visto el personaje Tin Tan, no únicamente el pachuco, por la crítica cultural, especialmente la cinematográfica? Hubo críticas muy fuertes, como la de José Vasconcelos, y defensas como las de José Revueltas y Salvador Novo. FG: Una cosa es Tin Tan el pachuco -que ha sido el icono que ha trascendido, porque hoy los jóvenes siguen comprando camisetas del pachuco, carteles, etc.-, y otra el personaje; el primero es el icono en el que se le ha querido encajonar, -cosa por demás falsa, ya que Tin Tan va más allá del pachuco, y puedo asegurar que fueron solamente una siete u ocho las películas en las que aparece como tal. De allí Gilberto Martínez Solares lo obliga a enterrar a esa figura, y arma toda una ceremonia para despojarse de ella, que lo sigue incluso con el texto de la película en la cual se está despidiendo de su vestimenta y de su personalidad de pachuco, para después entrar al momento de Tin Tan el personaje popular. Entonces hace papeles como El rey del barrio. Hay toda una serie de caracterizaciones del Tin Tan un personaje popular, crítico, rebelde, pícaro; magnifica lo picaresco sin mantenerse o sin plantearse el que tenga que lamentarse de ello, sino que lo potencializa, no entra en conflicto, como sí sucede con otros actores mexicanos, específicamente Cantinflas, quien se vanagloria del ser pícaro, y hasta se ve como acomplejado o renegado de sí mismo, del "soy pobre y ¡chin! Qué mala suerte". No. Tin Tan se caracteriza como pobre, se vanagloria de ser pobre y le encuentra felicidad a lo que tiene a la mano: la vecindad, el amor que no es correspondido, pero no entra en crisis ni mucho menos; digamos que es un pícaro cínico, es un rebelde con causa, y eso el discurso del poder no se lo perdonó nunca -me refiero al discurso del poder político mexicano, el PRI, que gobernó durante esos años, y también al poder de la Academia Cinematográfica-. De allí la falta de apoyo y el ninguneo hacia Tin Tan, lo que por fortuna le valió madre, por lo que trasciende tanto o más que aquellos cómicos o actores que contaron con todos los reflectores, o con todo el apoyo oficialista. AR: También me interesó que los dos personajes de la novela descubren en Tin Tan un iniciador de la rebeldía, de la lucha contra la prepotencia, contra la discriminación, defensor de las minorías, etc. ¿No te parece exagerado ver así a Tin Tan? FG: ¿Quién revalora al pachuco y a los mexicanos que se van a l otro lado, que son minorías en los Estados Unidos, si no es Tin Tan? La revaloración que México hace del actual "mojado" es Tin Tan por medio del pachuco. Ve El ceniciento, es una película en la que Tin Tan, en su papel de chamula, está dando el primer grito de "aquí estamos", mucho antes de Marcos en el 94. Son elucubraciones de mis personajes, pero basadas en los testimonios cinematográficos de Tin Tan; no son chaquetas mentales las que hacen mis personajes, sino hipótesis a partir de cosas concretísimas como las que estoy citando. Tin Tan no habría generado tal polémica entre la intelectualidad de este país si su lenguaje no hubiera incomodado tanto en el entorno histórico; como el spanglish incomoda a José Vasconcelos, o que dos intelectuales tan disímiles como José Revueltas -el ultraizquierdista de este país- y Salvador Novo se sumaran a su defensa. ¿Qué tienen en común Novo y Revueltas, aun cuando fueron amigos en un momento determinado? Nada en términos genéricos, pero ambos suman esfuerzos para defender a Tin Tan. Entonces, para mí no es ninguna exageración esté análisis que hacen Genaro Cipriano y Adriana, mis dos personajes principales de la novela, sobre la valoración de Tin Tan en la defensa de las minorías. AR: Hay algunos aspectos que quienes únicamente hemos visto las películas de Tin Tan en la televisión nos habían pasado de noche. Por ejemplo, la irresponsabilidad para con los llamados para rodar en los estudios -por ejemplo, cuando se fue sin avisar a Londres para presenciar los Juegos Olímpicos-, y su afición alcohol, a la marihuana y a las mujeres. ¿Qué puedes decirnos de estos aspectos poco conocidos del actor? FG: No es nada poco conocido: todo mundo sabe que Tin Tan fumaba mota, que se echaba sus alipuses, que era un eterno bohemio, que su libertad la llevaba al extremo de rayar, según las buenas conciencias, en la irresponsabilidad. Para mí, ¿qué? No tuvo actos de prepotencia, que eso es importante, porque para mí eso es ser irresponsable. En cambio, un día de repente se le ocurrió salir del set de grabación y largarse a Londres porque tenía ganas, tenía la ilusión de ser testigo de cómo el equipo ecuestre olímpico mexicano tenía la posibilidad de obtener la medalla de oro, y se largó sin avisar a nadie. Responsabilidad, para con su esposa y su familia, pero de allí en fuera, ¿qué? ¿A quién se debía Tin Tan que no tuviera la capacidad de libertad e incluso de no presentarse a trabajar durante 10 días? ¿Cuál es el problema? Es más irresponsable el prepotente, el que sobaja, el que ve de arriba hacia abajo a cualquiera. Eso no lo tuvo Tin Tan, quien supo respetar a sus compañeros, a sus directores. Eso es respeto. Por lo tanto esto que podemos catalogar como "buenas conciencias" de irresponsable porque se le hincharon los huevos y largarse un día a las Olimpiadas y dejar de trabajar diez días, pues quien tenía que mentarle la madre era su esposa de entonces, Micaela, pero nosotros con qué derecho vamos a juzgar como irresponsable esa actitud de libertad. Son juzgables las prepotencias de otros actores, no solamente de esa época sino de hoy en día, o la de los políticos de tomar decisiones que afectan a una sociedad; para mí esa sí es irresponsabilidad, y no la aventura o la libertad de fumarse tres o cuatro carrujos de marihuana y echarse ocho cubas. Son temas de moralidad en un país donde siempre traemos el doble discurso, y Tin Tan traía un solo discurso, que era el de su placer de vivir, y eso es lo que no le permitían. De alguna manera esa posibilidad de no manejar dos discursos, sino específicamente de manejar su propio discurso, es lo que incomoda a las buenas conciencias, es lo que incomoda al discurso oficial. Tin Tan para eso se pinta solo, y no tiene el interés de estar jugando con aparentar lo que no es. ¿Cuántos actores no fumaban mota o se metían y meten cocaína? ¿Para qué el doble discurso? No es nada escandaloso divulgar, conocer que el señor era un bohemio de primera, y que si le latía una chamaca, iba y la conquistaba, porque además era muy galán, aunque no como sex symbol-. Además, ¿quién no cayó ante las tentaciones de Tin Tan? Tan es así que tiene el récord de besos a más actrices mexicanas en pantalla. AR: Hubo dos personajes que siempre estuvieron atrás o al lado de Tin Tan, Gilberto Martínez Solares y Marcelo Chávez. ¿Qué papel jugaron en la definición de la carrera de Tin Tan y en la evolución del personaje? FG: Evidentemente Tin Tan no habría sido quien fue sin su carnal; el carnal Marcelo es la pieza insustituible de Tin Tan en todo sentido: cómo se compaginaban como actores, cómo sabía agarrarle al aire la improvisación, cómo lograba generar, subir, bajar. No ha de haber sido nada fácil que hubiera un texto, un guión cinematográfico, y que Tin Tan se saliera de los huevos cuando se le ocurría; además no era que avisara, sino que estaban en pleno rodaje de la escena y al señor se le ocurría sacar de contexto el diálogo mismo, y Marcelo tenía que continuar al momento la improvisación y dar pie para que se regresara al texto. Fue un acto de ingenio doble por parte de Marcelo. Es obvio que ningún otro actor podría haber dado el ancho si no era el carnal Marcelo. Por otra parte, está la genialidad de Gilberto Martínez Solares de haberle dado aire a este actor, cosa que ningún otro director le daba; Cardona y los demás directores se molestaban con esta actitud prepotente de "cómo se te ocurre improvisar si el director soy yo, ¿qué te pasa?". Pero no solamente me reduzco a estos dos, sino que amplío la gama a Vitola, a Borolas, a Tun Tun, a Wolf Ruvinsky. ¿Qué pasa? Que Tin Tan es un actor visionario, solidario. Analiza las películas en las que aparecen todos estos personajes, y en ningún momento la figura de Tin Tan, que podría haber sido aplastante, deja de permitir el lucimiento de cada uno de ellos; les da aire para que cada uno, en su papel, se luzca. Era tan bondadoso que se da este el de que cuando va a actuar Kitty de Hoyos, que está iniciándose, le dice: "Tranquila, relájate, te voy a ayudar." Con todas las tablas que tenía, podría haberla ignorado, pero al contrario: es tan generoso que apoya, apalanca, se compromete con la gente. Nunca fue egoísta en ese sentido. Hay muchas escenas en las que participa su gente, su equipo, y les da su justo lugar sin avasallar, cosa que -perdónenme- Cantinflas sí tenía, al igual que otros actores de la época, ya no digamos María Félix. AR: Otro tema interesante es el de la relación de Tin Tan con la televisión. Por una parte, como se manifiesta en una de sus películas, fue hostil a ese medio; pero lo paradójico es que hoy lo conocemos gracias a la televisión. ¿Cómo fue esa relación? FG: No fue hostil; Tin Tan criticaba la actitud prepotente de los empresarios televisivos, quienes se lograron erigir como los que dictaban la moda, y quién tiene que ser actor y quién no. Tin Tan les dijo algo así como "perdónenme, pero ya existimos los actores a pesar de la televisión". Hasta donde tengo entendido tuvo ofertas de trabajo en la televisión, que siempre negó, que rechazó debido a esto: que la televisión no tenía por qué convertirse en el único foro creador de artistas. Ya existían los artistas en el teatro, en centro nocturno, en el cine, como para que ahora fuera la televisión la que dictara las nuevas políticas estéticas o culturales -lo que por desgracia ocurre hoy en día-. Entonces Tin Tan tan es un visionario que se intenta oponer con su película Variedades de medianoche, en la que le rompe la madre y es una de las mejores críticas -que ni McLuhan logra- hacia la televisión. Evidentemente le televisión tampoco es pendeja, los empresarios televisivos tampoco son pendejos: si a través de una película de Tin Tan van a tener anunciantes, la proyectan. Entonces sin querer quien ha contribuido para la perpetuidad de Tin Tan como tal curiosamente es la televisión, que es como yo me acerco a Tin Tan. Como autor de esta novela, a mi quien me regala a Tin Tan es la televisión, nunca he pagado un peso en una sala cinematográfica por verlo. AR: Acerca de los últimos años de Tin Tan: la decadencia no sólo fue de él, sino de la industria cinematográfica mexicana en su conjunto. En el libro se rescata una declaración que don Germán hizo a Excélsior en la que expresaba que había que adaptarse al tiempo y a las circunstancias. ¿Esto lo supo hacer en sus años postreros Tin Tan? FG: No está en decadencia Tin Tan, sino la industria cinematográfica y el país. Responsabilizar a Tin Tan de una decadencia genérica se hace demasiado injusto. ¿Qué película buena tenemos a partir de 1966-1967 hasta fines de los setenta? ¿Mecánica nacional, filmada en el 69, o alguna otra que hay por allí? Pero en términos generales la industria cinematográfica comercial decae en su conjunto, y Tin Tan es un engranaje más en esta industria. Por mucho que hubiera querido subir, bajar, modificar, innovar, evidentemente no era el mismo, con una energía como la tuvo 20 años antes. No tenía ya la misma repercusión, la cantidad de dinero que hubiera podido tener porque nunca le interesó atesorar dinero al señor, sino todo lo contrario. Además no olvidemos que era el actor cómico que menos simpatizaba con los círculos de poder de este país. Insisto: no es Tin Tan el que está en crisis, sino el país, que no ha salido de esa pinche crisis. El cine, por fortuna, sí: a partir de la década de los ochenta hemos visto otro tipo de cine que se ha producido en este país, también en los noventa y lo que se está haciendo hoy en día. AR: ¿Qué impacto tuvo Tin Tan fuera de México? FG: Muy poco. Sí logra permear lo que es Centroamérica y el Caribe; en Cuba filma nueve o doce películas, los cubanos sí tienen asumida la imagen de Tin Tan, al igual que Guatemala, Honduras, un poco El Salvador, pero hasta allí. A Sudamérica ya no llega Tin Tan, y para nada pensar que haya llegado a España u otras latitudes. Esto es porque no contaba con apoyo; mientras menos reflectores pudiera tener Tin Tan, más a gusto se encontraba el poder, porque era una forma de ajustar cuentas. Hoy en día este libro lo está publicando una editorial mexicana, pero cuya sede fundamental es España, en donde Ediciones B es una de las más importantes editoriales. En España desconocen al personaje, y el impacto que puedo tener en México no lo voy a tener allá porque Tin Tan allá no existe. Sí llegaron a programarse y a exhibirse algunas películas de Tin Tan en Francia, en Alemania, en España, pero no es el personaje que se identifique como el icono del cómico mexicano. Quien le gana la batalla por sumiso, por rastrero, es Cantinflas, quien si está reproduciendo el discurso autoritario del PRI y el doble lenguaje moralino. Después de las películas 13 o 14, las películas de Cantinflas tienen unas metáforas y un sentimiento de arrepentimiento y moralejas que son chaférrimas. Ya ni hay actuación, esa sí era decadencia. Estamos hablando de mediados de la década de los cuarenta, cuando había que ser contestatario, y Cantinflas se convierte en un capitán del poder mexicano. En el Archivo General de la Nación llegué a encontrar el nombramiento de Cantinflas como asesor del presidente Gustavo Díaz Ordaz, nada más ni nada menos. Ese pinche dato es horripilante: ser asesor presidencial en la etapa del presidente que más mentadas de madre se ha llevado en la historia nacional está jodido. Imagínate quién era Cantinflas y quién era Tin Tan, a quien evidentemente el poder no le perdona la indisciplina. AR: ¿Algo más que quieras agregar? FG: Tin Tan fue, es y será un chingón. |
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