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La insignia
6 de mayo del 2005


España

¿Volver al siglo XIII?


Héctor Maravall
Gaceta Sindical. España, mayo del 2005.


El proceso de descentralización vivido en España en los últimos 25 años ha sido un éxito político. Hay pocos ejemplos en la historia de la transformación de uno de los estados más centralistas del mundo en otro de los más descentralizados, y todo ello con amplio consenso político y social. Aunque no debemos ignorar que una parte no despreciable de la población se pregunta realmente qué beneficios les ha traído a su vida cotidiana el Estado Autonómico. Porque la asunción de competencias de gestión y de financiación no se ha traducido, por lo general, en mejor educación, sanidad o servicios sociales y los mayores impulsos en políticas de bienestar social han venido y siguen viniendo del Estado.

Ahora, una parte de las elites políticas autonómicas están abriendo un nuevo proceso que obvia, curiosamente, que la descentralización se ha detenido en el ámbito municipal. Da la impresión de que nos quieren retrotraer al siglo XIII: débiles monarquías, poderosos señoríos feudales, penuria de las ciudades, marginación del pueblo. Cuando estamos asistiendo a una aceleración de la integración del capital financiero y de las grandes empresas multinacionales, se pretende debilitar la capacidad del moderno estado democrático y situar como interlocutores de los grandes poderes e intereses a un mosaico de poderes autonómicos. Habrá que preguntarse a quién va a beneficiar todo eso.

Los trabajadores, que nunca hemos conseguido avances políticos y sociales con los nacionalismos, tendremos que valorar si en un mundo globalizado las políticas de bienestar social, los derechos laborales y sindicales, la solidaridad y la cohesión social tienen más posibilidades de avanzar en ámbitos políticos fragmentados y con débil capacidad de negociación.

Una cosa es que negociar, pactar e integrar a los nacionalistas sea necesario y positivo para la estabilidad del Estado democrático, y otra muy distinta asumir como bueno su modelo. Y aun sigue pendiente la descentralización desde el poder autonómico al local.



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