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26 de julio del 2005 |
«Los paramilitares y el ex ministro Londoño
Camilo García
La ex senadora Piedad Córdoba habla con Camilo García, de Actualidad Colombiana, sobre su enfrentamiento con los paramilitares y sectores de la clase dirigente en Colombia, reseña los proyectos que iba a presentar ante el Senado y se refiere a temas como la reelección, la ley de justicia y paz, la reforma pensional y el TLC.
La semana pasada el Consejo de Estado, luego de anular los votos de varias mesas en diferentes zonas del país y tras proceder al reconteo, retiró las credenciales de senadores a tres congresistas. Una de ellas fue la antioqueña Piedad Córdoba. En entrevista con Actualidad Colombiana, Córdoba toca temas neurálgicos del país, del Partido Liberal y de su nuevo movimiento político. -¿Porqué perdió su curul? -Primero que todo saqué muy pocos votos para el Senado, producto precisamente de la presión paramilitar en algunas zonas donde yo tengo bastante influencia electoral como en los casos de Antioquia, el bajo Cauca, el Urabá. Regiones que son muy significativas para mí donde ellos impidieron que la gente votara. Igualmente en el Chocó, donde por un lado las Farc quemaron las urnas y por el otro hubo una inmensa presión y ese fraude permitió que en el reconteo de las mesas yo saliera del Senado. -¿Quién está detrás de esa decisión? -Yo no diría que el Consejo de Estado tuvo algo que ver. Pero sí creo que el paramilitarismo está detrás de todo esto. Yo tengo enemigos muy poderosos, como los mismos paramilitares y también como el ex ministro Fernando Londoño que hicieron hasta lo imposible para que esto se diera. -¿Qué proyectos tenía usted para presentar en las próximas sesiones del congreso? -Veníamos trabajando en un proyecto sobre los servicios públicos direccionado a entender que es uno de los temas más preocupantes del país en razón de las altas tarifas y la concentración del manejo de las empresas de servicios públicos en manos de operadores privados que han permitido un aumento espantoso de las tarifas. Si esto se liga con el problema del desempleo pues se ha obligado a mucha gente a que viva sin luz, agua y sin otros servicios básicos. Buscábamos entonces que el Estado mantuviera unas tarifas aceptables y subsidiar a los estratos más pobres, buscando también ampliación de plazos para los pagos y que no se le cortaran los servicios a las personas que no alcancen a pagar. Un proyecto interesantísimo sobre salud sexual y reproductiva donde se contemplaban las causales de interrupción voluntaria del embarazo. El tema de los efectos civiles de los homosexuales. Finalmente queríamos presentar un tema apasionante como lo era una contrapropuesta de reforma laboral teniendo en cuenta que el gobierno no cumplió con los objetivos. Yo había presentado ya la ponencia. -¿Qué va a pasar entonces con estas iniciativas? -Yo creo que se van a quedar entre el tintero. No creo que exista interés de otros legisladores de coger temas como el homosexualismo, el aborto o proponer una discusión sobre la jornada laboral que se modificó en base a la reforma que se hizo hace dos años. Lo que sigue es esperar que yo vuelva al Congreso, si es que vuelvo al Senado, y retomar todos estos temas. -Háblenos de su nuevo movimiento. ¿Qué está buscando y cuál es la plataforma política? -Nosotros a raíz de todo lo que sucedió en el congreso del Partido Liberal, y de que se venían presentando factores que generaron descontento al interior del liberalismo, veníamos pensando en la posibilidad de retirarnos. Pero hecha una consulta entre todos los seguidores nos dimos cuenta que la gente quería permanecer en el Partido y por esa razón empezamos a buscar dentro de los estatutos una figura que nos diera la posibilidad de permanecer. Es así como hace unos días lanzamos públicamente la propuesta de un movimiento disidente dentro del liberalismo con una estructura socialista clara, que plantea un respeto fundamental por los derechos humanos, el tema del medio ambiente y que además convoca a una discusión en el país sobre el tema del modelo de desarrollo que creemos nosotros que es la causa fundamental de la exclusión, de la miseria y de la pobreza en este país. Temas como la deuda externa, la reforma agraria y el desempleo son fundamentales para nosotros desde nuestra plataforma política de trabajo. Apelamos fundamentalmente a las ideas liberales y a la pertenencia a la socialdemocracia. Por eso consideramos que es muy difícil en este momento acoger los planteamientos de quien en mucho es el padre del neoliberalismo, como lo es César Gaviria Trujillo. Planteamos participar en las listas liberales en las regiones para el Senado recorriendo el país y tener voceros propios en esas regiones, articulando las expectativas regionales y sus demandas a lo que nosotros consideramos que debe ser un plano nacional. Estamos en este momento en la búsqueda de un nombre mediante un concurso dentro de la gente del movimiento. Creemos que ya la inauguración oficial será para dentro de un mes un mes y medio. -¿Cuál es su candidato para ser el aspirante a la presidencia de Colombia por el Partido Liberal? -No tengo en este momento. Pienso que al estar muy ligada a lo que es la tendencia de izquierda democrática en el país yo soy partidaria de que continúe todo este esfuerzo que se está haciendo de unificarnos temáticamente, de buscar los instrumentos y los mecanismos para escoger un candidato entre todos que enfrente el modelo, a Uribe, en caso de reelección, y sobre todo que le plantee algo totalmente distinto al país. -¿Porqué insistir dentro del Partido Liberal si usted señala profundas diferencias ideológicas con él y en ese sentido su discurso se acerca más al del Polo Democrático? -No es una decisión fácil de tomar. Si fuera una decisión personal yo de pronto ya la habría tomado. Pero nosotros hicimos una consulta interna bastante importante y la gente no está dispuesta a salirse del Partido, pero además de eso el Partido tiene una estructura que nadie puede desconocer, es muy fuerte en todas las regiones y tiene unas bases populares muy dirigidas hacia lo que nosotros estamos pensando. Yo creo que una buena organización y un trabajo muy intenso por parte de nosotros puede dar como resultado que podamos retomar el Partido nuevamente y si las cosas caminan hacia la derecha, como puede ocurrir y es lo que estamos viendo, pues nosotros a lo mejor ya haríamos ese paso definitivo. No solamente vamos a hacer un trabajo al interior del Partido sino que también vamos a hacer acuerdos y alianzas con otros sectores que están por fuera del Partido y que tienen muchas similitudes con nosotros. -¿Es viable conducir al liberalismo hacia esos ideales socialdemócratas? -Yo creo que sí, es totalmente viable. Y es que es esa la esencia del partido, que ha sido secuestrado por unas cúpulas que se mantienen repartiendo el poder y el Partido pero no tienen nada que ver con el resto de la militancia. Nosotros dimos un golpe importante cuando tuvimos la dirección del Partido, pero este último Congreso Liberal permitió reversar muchas de las decisiones que se habían tomado, fundamentalmente todo ese proceso democrático que era importantísimo al interior del liberalismo. La decisión nuestra es tomarnos el Partido. -¿Le gustó el mecanismo del pasado congreso del Partido Liberal? -Para nada, ni riesgos. Ahí no hubo ningún congreso, que era lo que se suponía, no hubo posibilidad de votar. Todo ese proceso democratizador se estancó, se siguió viendo al parlamentarismo tomando las decisiones del Partido en la especie de congreso que supuestamente se dio. -¿Cuál debe ser el mecanismo para escoger el candidato del Partido para las elecciones presidenciales? -Una consulta interna. -¿Abierta o cerrada? -No me parece que deba ser abierta porque abre la posibilidad que otros sectores le escojan el candidato al Partido y le puedan escoger el peor. -En ese caso, ¿para usted cuál sería el peor? -En ese caso podrían ser Enrique Peñalosa, Rafael Pardo o cualquiera de estos. Pienso que una consulta bien manejada con carné o que la gente se identifique como liberal es mucho mejor que una reunión en donde se escojan ellos mismos. -Usted le dio su apoyo a Lucho Garzón desde la dirección Liberal para lograr la alcaldía de Bogotá. ¿Cómo ve usted ahora la gestión del alcalde Garzón? -Yo soy de las que defienden a Lucho. Tengo la ventaja de que no voy a su despacho permanentemente. Mido con mucha atención el proceso que se ha llevado en relación con el contacto con la gente, en temas como la salud, la educación, la indigencia, el espacio público, y creo que Lucho está haciendo un esfuerzo grande por acertar. Tiene un buen equipo de trabajo. Creo que a Lucho no se le puede exigir que en menos de dos años haga lo que no hicieron otros en toda la vida de la ciudad de Bogotá. Por eso creo que no solamente ha hecho una labor importante en lo público y lo social. Desde la perspectiva política es un escenario interesante para que quienes desde la izquierda tenemos muchos deseos de transformar el país, de llegar al poder, entendamos que eso se logra siempre y cuando nos preparemos, que entendamos que es una lucha de largo aliento, pero que la gente además se dé cuenta de que la gente de izquierda sabe administrar y sabe gobernar. -Si la Corte Constitucional aprueba que Uribe Vélez participe como candidato a en las próximas elecciones presidenciales, ¿ve usted al liberalismo de la mano con el Polo Democrático en una segunda vuelta? -Yo creo que de la mano no solo del Polo sino de muchos sectores. Obviamente en muchos sectores hay resistencia a hacer alianzas con el Partido Liberal. Algunas de las explicaciones tienen que ver con el compromiso del liberalismo con el desastre del país. Hacer actos de fe de la noche a la mañana no es fácilmente creíble, y sobre todo cuando en el Congreso de la República las bancadas del Partido votan leyes que benefician el modelo y la concentración de la riqueza. Yo pienso que va a ser un debate difícil. -¿Qué opina de la reelección desde las perspectivas legales y éticas? -Yo no soy amiga en general de la reelección. No la voté. Me parece que la reelección desde un punto de vista democrático impide la aparición de nuevos liderazgos reconcentrando el poder en los mismos. Desde el punto de vista ético la rechazo profundamente, porque la reelección tiene como objetivo fundamental posibilitar la continuación y la consolidación del modelo de desarrollo actual, del modelo de riqueza y de exclusión. -¿Cómo ve el desarrollo de las próximas elecciones donde la presencia de grupos armados es mayor? -Lo veo mal. La próxima contienda electoral va a ser muy difícil. Me parece que las garantías electorales que se aprobaron en el Congreso son una quimera. Pienso que con ese enramado de redes mafiosas en todas las ciudades y en las más alejadas de Bogotá es muy complicado decir que va a haber unas elecciones libres, no lo creo. Elecciones libres en este país no va a haber. En la misma forma en que se aprobó la ley de Justicia y Paz en el Congreso, de esa misma manera los paramilitares van a tratar de presentar sus candidatos. Si de criminales pasaron a delincuentes políticos según ellos... yo creo que va a haber un complot muy claro y estratégico en ciertas regiones para llevar sus propios candidatos al Congreso porque entre otras cosas lo que circula en torno a esto es el tema de la extradición. Van a tratar de poner mucha gente en el Congreso para que no los vayan a extraditar. A mí me parece muy preocupante y es una de las cosas que yo le he venido hablando a la izquierda sobre la necesidad de conformar un frente con relación al tema electoral, pero sobre todo una veeduría internacional que con antelación empiece a verificar como se monta entramado político que le va a permitir a los paramilitares llegar a la presidencia y al congreso. -¿Qué sensación le dejó la aprobación de la Ley de Justicia y Paz? Fue un proyecto del cual yo me ocupé con mucha anticipación. Presenté un proyecto de ley supremamente estudiado y serio con unas penas que a todo el mundo le parecían espantosas pero que contemplaban la razón de ser de esta naturaleza, buscando sobre todo la verdad. El proyecto que se aprobó no desarticula en ningún momento el asunto del paramilitarismo en el país, ni quiénes lo financian, lo sostienen y lo promueven, simplemente se da un proceso para desmovilizar unas personas, para permitirles legalizar las tierras, las fortunas que adquirieron, y consolidar ese proyecto político-mafioso que hay en el país. Es lo más vergonzoso del mundo ver como delitos tan graves como masacres y otros de lesa humanidad prácticamente quedaron en la impunidad al no haber confesión, solo plazos de 60 días para verificar e investigar los crímenes. Es el proyecto de mayor impunidad que se ha aprobado en el país. -¿Qué opina de la reforma pensional? El tema de la reforma pensional está íntimamente ligado al tema del modelo. El estado sufraga el déficit fiscal con base en las pensiones de los sectores populares. Mañana o pasado vamos a asistir a algo similar porque aquí lo que está haciendo agua es una deuda pública interna y externa impagable con unos intereses exorbitantes y un presupuesto nacional dirigido al negocio de la guerra en Colombia. -¿Cómo ve el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos? -El TLC es lo peor que le puede ocurrir a Colombia en los últimos tiempos. Las personas que desde hace tiempo nos hemos opuesto a la firma del TLC ganamos, así sea en pequeño, la batalla, y se logró que hasta el momento ese monstruo económico no se firme en el país porque sería arrasar con las posibilidades a futuro de desarrollo de la empresa nacional, de la productividad y la generación de empleo. Creo que si logramos que se dé un referendo, una consulta popular, o un mecanismo que constitucionalmente sea viable, y que se haga una pedagogía muy intensa en el país -porque la gente no sabe qué es el TLC- sería una salida importantísima que impediría que el gobierno pudiera firmar unilateralmente el Tratado de Libre Comercio. Sabemos que ya en época electoral el gobierno no se va a aventurar a la firma del tratado. Los mismos gringos están dando espacio para que se demore un poco más. Yo sigo siendo totalmente contraria a la firma del tratado por lo que significaría para la economía del país. -Por su manera directa de abordar algunos temas, ¿a Piedad Córdoba en el país político se le teme o se le respeta? -Yo creo que se me respeta. No creo que se tenga porque temerme, creo que soy una contendora leal, decente, y no utilizo argumentos que no sean los netamente estructurales para hacer un debate. Nunca toco la vida privada de las personas, hago debates sobre lo que hacen. Lo que pasa es que al país le gusta denunciar pero más como para hacer amarillismo, no para que las cosas cambien y se corrijan. La prueba es que muchos de esos delincuentes que han hecho y deshecho en el país están en todas las fiestas sociales, en los más importantes centros de reunión, ocupan las páginas de los periódicos, tienen emisoras, el caso de Londoño. Si todas esas cosas las hubiera hecho yo, estaría en la cárcel. Entonces yo opino que se me respeta por ser argumentativa. -¿Piedad Córdoba presidenta? -Por ahora no. Como dice el dicho popular, no por mucho madrugar amanece más temprano. Yo estoy en un proceso de formación política muy serio, consolidando un equipo de trabajo, en un proceso de aprendizaje y de alianzas con muchos sectores pero sobre todo de construcción de ideas y de propuestas que le digan al país de qué manera salimos por ejemplo de la pobreza. Mientras en el país exista la violencia, la marginalidad, y más de 7 millones de personas no almuercen, uno tiene que estar en la política y enfrentar temas estructurales de las problemáticas como los impuestos, la deuda, la lucha contra el narcotráfico, la extradición, y es ahí en esa construcción de propuestas de salida donde tengo que trabajar y pensar. Mucho más adelante, de aquí al 2010, puedo ser candidata. Por ahora aspiro a ser parte de una fuerza con discurso en colectivo y de llegar con un grupo de compañeros al Congreso de la República y creo que este sería un paso muy importante hacia la posibilidad de llegar a tener el mando del poder en mis manos. |
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