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La insignia
1 de julio del 2005


La dignidad de Lillian Hellman


Clara Pérez
Madrid Sindical. España, junio del 2005.


Extraordinaria escritora, dramaturga y guionista en Hollywood, fustigó siempre a la alta burguesía estadounidense por su degradación moral, su ambición desmedida y su envidia. La compañera, durante más de un cuarto de siglo, del más autodrestructivo y mejor escritor de novela negra, Dashiel Hammett, ejercitó la solidaridad hasta sus últimas consecuencias.

Colaboradora de la Liga Antinazi, apoyó la causa de los republicanos españoles y, como otros muchos intelectuales, actuó como corresponsal de guerra en España; pero, sobre todo, no renunció a sus amigos estadounidenses comprometidos, soportando con dignidad su inclusión en las listas negras de la Comisión MacCarthy. Comisión que llevó a los tribunales a miles de personas y marcó a otras muchas con las sospechas de participar en actividades antipatrióticas o subversivas, de alcoholismo u homosexualidad, todo valía apoyado en la delación y la coacción, alcanzando a una buena parte de escritores, directores y actores de la industria del cine, pero también de políticos, funcionarios y miembros de las fuerzas armadas que se vieron forzados al paro o la emigración.

Era tal la nobleza de Lillian Hellman que al ser requerida a declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas, para que denunciase a sus amigos comunistas declaró: "Herir a personas inocentes a las que conozco y quiero desde hace años para salvar mi vida, me parece inhumano, indecente y deshonesto".



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