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14 de febrero del 2005 |
Marcos Winocur
Usted quiere cortar con su pareja y no sabe cómo. Aquí le presentamos varias ideas para que elija según sus gustos y pareceres. Naturalmente, se descartan algunas opciones muy radicales como el veneno.
1. Método del shock Usted regresa a casa a comer, a diario lo hace, pero esta vez, en lugar de sentarse a la mesa, pasa a la recámara y empaca. Finalmente, cuando la sopa está ya fría, aparece en el comedor con una valija en cada mano y anuncia: - Lo siento, mi reina, tu amiga Carmelita y yo nos hemos enamorado perdidamente, me voy. Nunca te olvidaré, cariño mío, cualquier cosa te entiendes con mi abogado. Una recomendación: Salga lo más rápido posible. 2. Método del rollo teórico Invite a su pareja a cenar a un buen restaurante, no se fije en gastos. Y entre platillo y platillo, sin olvidar de regarlos con buen vino, aborde el tema: -Miamor, es triste reconocerlo, el romanticismo se acabó, todo ha cambiado, la política, la sociedad, las costumbres, todo, fíjate nomás la informática, el psicoanálisis, te estarás preguntando qué tiene que ver, mucho, vivimos en la aldea global, fíjate nomás el Internet, y todo, la familia no es lo que era antes, la pareja no es lo que era antes, todo ha cambiado, claro, me sigues cayendo bien, pero tampoco yo soy el mismo... Una recomendación: Como ambos se encuentran en lugar público, quizá no le pongan el plato de sombrero, pero no se fíe. 3. Método indirecto Usted, confiéselo, no se atreve a abordar el tema de frente. ¿Qué hacer? Muy sencillo, comportarse como si el destino lo traicionara haciéndole dejar "involuntariamente" indicios comprometedores. Aquí le proporcionamos una lista, que desde luego no es excluyente.
-La foto de la otra en su billetera; ahora bien, si pasa el tiempo sin que la pareja la detecte en uno de sus periódicos chequeos, a usted "accidentalmente" se le cae la foto delante de ella. Finalmente, se produce el efecto buscado, viene el interrogatorio, indicios a la vista. Es un momento peligroso, trate de que no se le escape algo así: - Ja, ja, te gané de mano, la cornuda eres tú, lero, lero. Y más bien muéstrese acongojado, lleno de pena, retorciéndose las manos, balbuceando: -Te lo puedo explicar... Una recomendación: Por si las moscas, cúbrase. 4. Método expeditivo Para terminar, mencionaremos un método que lo pone a salvo de reproches u objetos más contundentes. Dicho sea en tres líneas:
-¡Querida...! Voy por cigarros, orita regreso. Y todavía lo están esperando. Habrá advertido el lector que en los cuatro casos es el hombre quien toma la iniciativa, y la mujer, la cortada. ¿Y si fuera al revés? Se procede de idéntica manera, olvidándonos de que vivimos en México. |
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