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11 de febrero del 2005 |
Rossella di Paolo
Y sin embargo se mueve.
La ciudad se mueve.
Me agotan los afanes de los otros. Cada dedo
Yo no juego.
y me ovillo ante esta pared
Lejos de ella la ofuscación de los espejos
De tanto mirar esta pared
(Una pared cuando sueña es una ventana.
Tanta fijeza tanta alzada quietud
365 veces en torno a las llamas Ninguna vara detiene la rueda de este infierno. |
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