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La insignia
24 de agosto del 2005


Reflexiones peruanas

¿Qué es ser cholo, papá?


Wilfredo Ardito Vega
La Insignia. Perú, agosto del 2005.


"¿Soy feo porque soy negro?" "¿Ser blanco me hace mejor?" Existen libros para ayudar a que los niños sean más ordenados, conozcan su sexualidad o acepten la muerte del pez dorado, pero el padre o la madre desconcertados ante las mencionadas preguntas, no encontrarán la sección que les oriente sobre cómo su hijo o hija deben vivir (y no sólo sobrevivir) en una sociedad racista.

Algunos papás optan simplemente por salir del paso con frases como "Todos somos cholos". Otros prefieren pensar que es mejor preservar a sus hijos del conocimiento de realidades tristes. Sin embargo, cuando los niños preguntan, ya han percibido las diferencias racistas tan arraigadas en nuestra sociedad... o quizás ya las han sufrido.

"¡Qué feos se ven esos cholifacios al lado de mi sobrina!", dice una señora en una clínica de San Isidro, ante la vitrina donde se muestran los recién nacidos. En el Perú, desde tierna edad, los rasgos blancos de un niño son motivo de elogio, inclusive delante de hermanos o primos de piel más oscura. Una señora de Pueblo Libre recuerda: "Cuando estoy con mis hijas, mucha gente me dice que la más blanca es preciosa y después preguntan por su hermanita: ¿Ella también es hija de usted?"

Hace unas semanas, Susana Baca recordaba su infancia: "Se siente mucho dolor al descubrir el rechazo que una, simplemente por el color de su piel, generaba a otras personas". Actualmente, para la mayoría de niños peruanos, no es necesario que alguien les diga una frase ofensiva: los medios de comunicación cumplen este papel con eficacia.

Desde los pañales Huggies hasta Vick Vaporub, desde la leche Gloria hasta los helados D'Onofrio, la publicidad solamente muestra niños rubios felices y queridos por sus padres. "De esos catálogos, las imágenes más indignantes son las que muestran niños", dice una profesora de la Universidad de San Marcos, refiriéndose a los encartes de Saga Falabella y Ripley. Los rostros andinos, mestizos o negros de millones de niños peruanos son también excluidos de los capillos de bautizo, las estampas de primera comunión y la "renovada" sección Mi Hogar de El Comercio.

Evidentemente, este bombardeo de imágenes afecta la autoestima de los niños, por lo que se les debe hablar sobre el racismo desde que comienzan a comprender los programas y los comerciales de televisión... sin esperar que la escuela cumpla esta labor: en muy pocos colegios existen planes o políticas para enfrentar este problema.

Inclusive, algunos centros educativos pueden tener prácticas abiertamente racistas. Hace unas semanas, el nido Mi pequeño universo de San Borja, solicitó una profesora que pudiera transmitir valores... y le exigían contar con "excelente presencia". Puede imaginarse qué tipo de valores transmitirá un establecimiento con tales criterios de contratación de personal.

Es importante explicar a todos los niños que el racismo es una conducta irracional, fruto de una mentalidad atrasada, tanto a quienes serán más proclives a ser discriminados, como a quienes podrían resultar futuros discriminadores... y naturalmente a todos los que vivirán la ambigüedad del racismo peruano, pudiendo pasar de discriminadores a discriminados, según el contexto. Con todos conviene conversar respecto a las imágenes publicitarias, especialmente durante las campañas comerciales, cada vez más agresivas.

Promover una autoestima equilibrada permitirá que cada uno se acepte como es. "Si no hubiera sido por mi papá, que nos alentó a no dejarnos vencer, hubiera sido muy difícil salir adelante", recuerda Sofía Carrillo, una periodista negra.

En ocasiones, las concepciones racistas pueden ser transmitidas por algún compañero, que tiene ascendiente sobre los demás. Por ello, es importante estar atento si los niños practican formas de selección racial. "Tuvimos que conversar con él porque descubrimos que sólo quería jugar con amiguitos blancos", declara la administradora de una ONG.

Las expresiones o bromas racistas pueden tener consecuencias nocivas si son escuchadas por niños pequeños. Igualmente, el trato que se brinda a la empleada del hogar, el vigilante o, especialmente, a los niños que venden caramelos o limpian lunas puede generar la percepción de que existen seres "maltratables".

Revertir algunos elementos simbólicos puede ser importante: la tecnología actual permite que en un capillo o la invitación de un cumpleaños aparezca el rostro del propio agasajado y no una imagen rubia ficticia (lo mismo puede decirse para las tarjetas de fiestas de quince años).

Ayudar a los niños a afrontar el racismo no sólo contribuirá a su estabilidad emocional, sino a una tarea pendiente en el Perú: la consecución de una sociedad más justa y humana.



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