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La insignia
15 de noviembre del 2004


Privilegio de galera (I)

De otros más trabajos y peligros que pasan los que andan en galera


Fray Antonio de Guevara. Valladolid (España), 1538.
De «Libro de los inventores del arte del marear
y de muchos trabajos que se pasan en las galeras»


Es previlegio de galera que todos los cómitres, patrones, pilotos, marineros, conselleres, proeles, timoneros, espalderes, remeros y bogavantes puedan pedir, tomar, cohechar y aun hurtar a los pobres pasajeros pan, vino, carne, tocino, cecina, queso, fruta, camisas, zapatos, gorras, sayos, jubones, ceñidores y capas y aun si el pasajero es un poco bisoño y no trae al brazo atada la bolsa, haga cuenta que la olvidó en Sevilla.

Es previlegio de galera que lo que allí una vez se pierde, o se olvida, o se empresta, o se hurta que jamás aparezca; y si a poder de ruegos, y no sin haberse dado dineros, anda el cómitre a lo buscar y aun en términos de los hallar, sea cierto el que lo perdió que los ladrones que lo hurtaron antes acabarán con sus desvergüenzas de lo de echar en la mar que con su conciencia de se lo restituir.

Es previlegio de galera que allí donde todos tengan libertad de jugar a la primera de alemania, a las tablas de Borgoña, al alquerque (1) inglés, al tocadillo viejo, al parar ginovisco, al flux (2) catalán, a la figurilla gallega, al triunfo francés, a la calabriada (3) morisca, a la ganapierde romana y al tres dos y as boloñés, y todos estos juegos se disimulan jugar con dados falsos y con naipes señalados. Y porque no pierda sus buenas costumbres la galera no haya miedo el que armare el naipe, o hincare el dedo, le mande el capitán que restituya el dinero; porque el día que en la mar formaren conciencia y pusieren justicia, desde aquel día no habrá sobre las aguas galera.

Es previlegio de galera que cuando salen a tierra a hacer aguada, o a cortar leña, si acaso ven alguna ternera, tropiezan con alguna vaca, topan algún cabrito, cogen algún puerco, asen algún ansarón, prenden alguna gallina o alcanzan algún pollo, tan sin asco y escrúpulo lo llevan y matan en la galera como si por sus dineros lo compraran en la plaza.

Es previlegio de galera que cuando los soldados, los remeros, barqueros y aun pasajeros salen a tierra cabe algún buen lugar y rico, no hay monte que no talen, colmenas que no descorchen, árboles que no derruequen, palomar que no caten, caza que no corran, huertas que no yermen, moza que no retocen, mujer que no sonsaquen, muchacho que no hurten, escalvo que no traspongan, viña que no vendimen, tocino que no arrebaten y ropa que no alcen; por manera que en un año recio no hacen tanto daño el hielo y la piedra y la langosta cuanto los de la galera hacen en sólo un medio día.

Es previlegio de galera que si alguno en la tierra es deudor, acuchilladizo, perjuro, revoltoso, rufián, robador, ladrón, matador, no pueda ninguna justicia entrar allí a le buscar ni aun el ofendido le pueda ir allí a acusar, y, si por malos de su pecados entra, o le echarán al remo o le darán un trato, por manera que en las galeras es a do se van los buenos a perder y los malos a defender.

Es previlegio de galera que en ella anden y tengan libertad de vivir cada uno en la ley que nació, es saber cansados, solteros, monjes, frailes, clérigos, ermitaños, caballeros, escuderos, elches (4), canarios, griegos, indios, herejes, moros e judios, por manera que sin ningún escrúpulo verán los viernes hacer a los moros la zalá (5) y a los judíos hacer los sábados la barajá (6).

Es previlegio de galera que si algún pobre pasajero quisiere llevar a la mar algún arca con bastimento, o algún lío de ropa, o algún colchoncico de cama, o algún barril de vino o algún cántaro para agua, hase de tener por dicho que el capitán por lo consentir, los barqueros por lo llevar, el escribano por lo registrar, el cómitre por lo guardar, le han de llevar los unos dineros y los otros servicios; y en este caso no se contentan con lo que les quisiéredes dar, sino que os han de llevar todo lo que os quisieren pedir. Por mí puedo jurar que en la navegación postrera que hecimos con el gran César, que en los puertos de Barcelona, Mallorca, Cerdeña, la Goleta, Cállar, Palermo, Micina, Ríjoles, Nápoles, Gayeta, Civitavieja, Génova, Niza, Treju, Tolón y Aguas Muertas, más enojos hube y más dineros gasté en embarcar y desembarcar caballos, acémilas, criados y bastimentos que en toda mi vida pasé ni aun nunca pensé.

Es previlegio de galera que al tiempo del embarcar y después otra vez al desembarcar, le cuentan al pobre pasajero el dinero, le abren las arcas, le miran las ropas, le descosen los líos; y pague en la aduana de todo ellos derechos, y si el pasajero es un poco bisoño no sólo le llevarán el derecho mas aun el ojo tuerto. Y porque no parezca que hablamos de gracia, a ley de bueno juro, que por los derechos de una gata que truje de Roma me llevaron media real en Barcelona.

Es previlegio de galeras que no haya sobre las aguas galera tan cumplida no tan bastecida que no haya en ella alguna tacha; es a saber o que le falta palazón, o que es vieja, o que es pesada, o que no es velera, o que no está armada, o que no es sutil, o que está abierta, o que hace mucha agua, o que es muy desdichada; de manera que por más patrona o capitana que sea, siempre hay más cosas que la desear que no en ella que loar.

Es previlegio de galera que ni por ser Pascua de Crsito, o día de algún gran sancto o ser día de domingo, no dejan en ella los remeros y pasajeros de jugar, hurtar, adulterar, blasfemar, trabajar ni navegar; porque las fiestas y pascuas en la galera no sólo no se guardan, mas aun ni saben cuándo caen.

Es previlegio de galera que los que en ella andan no tengan memoria del miércoles de ceniza, de la semana sancta, de las vigilias de Pascua, de las cuatro témporas del año, ni aun de la cuaresma mayor, porque en la galera todas las veces que ayunan no es por ser vigilia o estar en cuaresma, sino porque les falta la vitualla.

Es previlegio de galera que ni marineros, ni remeros, ni ventureros, ni los otros oficiales que andan en la mar, tomen pena ni aun forman conciencia por no oír las fiestas misa, ni entrar en un año una vez en la iglesia; mas junto con esto lo bueno que ellos de cristianos tienen es que en una peligrosa tormenta se ponen a rezar, se ocupan en sospirar, se toman a llorar, la cual pasada se asientan muy despacio a comer, a palar, a jugar, a pescar y aun a renegar, contando unos a otros el peligro que se vieron y las promesas que hicieron.

Es previlegio de galera que todos los vecinos y moradores y pasajeros della, en todo el tiempo que la sirvieren y la siguieren, sean exentos de pagar alcabalas, portazgos, empréstitos, pechos, martiniegas (7), subsidios, pensiones, cuartas, diezmos e primicias al rey ni a la Iglesia. Y más y allende desto, que no los puedan descomulgar los obispos, ni echar de las iglesias los curas, aunque no estén confesados ni comulgados. Es verdad que algunas veces, burlándome con los remeros y marineros en la galera, como yo les pidiese las cédulas de confesión, luego ellos me mostraban una baraja de naipes diciendo que en aquella sancta cofradía no aprendían a se confesar, sino a jugar y trafagar (8).

Es previlegio de galera que ninguno que muriere en ella sea obligado a tomar la Extrema Unción, ni a pagar al sacristán los clamores del tañer, ni a los cofrades los derechos del llevar, ni al cura el enterramiento, ni a la fábrica la sepultura, ni alos frailes la misa cantada, ni a los pobres el llevar de la cera, ni a los ganapanes el abrir de la huesa, ni al confradero el muñir (9) la cofradía, ni aun a la comadre el coser de la mortaja, porque el triste y malaventurado que allí muere, apenas ha dado a Dios el ánima, cuando arrojan a los peces el cuerpo.

Es previlegio de galera que todos los que en ella andan coman carne en la cuaresma, en las cuatro témporas, en los viernes, en las vigilias, en los sábados y en todos los otros días vedados, y el placer dello es que la comen sin ninguna vergüenza, ni menos conciencia. Como yo algunas veces les riñese y amonestase que no lo comiesen, respondíanme ellos que pues los de la tierra se atrevían a comer el pescado que salía de la mar, en cualquier día, que también ellos comen la carne que traía de la tierra.

Es previlegio de galera que todo el pan, vino, tocino, cecina, queso, manteca, pasas, bizcocho, almendras, jaraos, cántaros, platos y ollas que sobren a algún pasajero de lo que metió para su provisión, lo deje todo en la galera al tiempo que della se desembarcare y a tierra saliere; por manera que toman todo lo que sobra, y, si algo allí le falta, no le darán ni aun una pasa.

Es previlegio de galera que todo pasajero que presume de generoso y vergonzoso debe a tiempo de desembarcar regraciar al capitán, abrazar al cómitre, hablar al piloto, despedirse de la compañía, convidar a los espalderes, dar algo al timonero y aun acordarse de los proeles; porque si esto no hace, darle han todos una muy cruel vaya y no le acogerán más en aquella galera.

Es pues la conclusión que por muchos, por altos, por generosos y por extremados que sean todos sus privilegios y exenciones, todavía nos afirmamos y conformamos con las palabras de nuestro tema, es a saber, que la vida de la galera dela Dios a quien la quiera.


Notas

(1) Alquerque: tres en raya (juego).
(2) Flux: tener un jugador todas las cartas de un mismo palo.
(3) Calabriada: mescolanza (juego).
(4) Elches: moriscos o renegados del cristianismo.
(5) Zalá: Azalá, rezo de los musulmanes.
(6) Barajá: probablemente onomatopeya de las oraciones judías.
(7) Martiniegas: renta pagadera por el día de San Martín.
(8) Trafagar: trajinar, moverse trabajando.
(9) Muñir: avisar y arreglar.
Notas extraídas de Pasajeros de Indias. Viajes transatlánticos en el siglo XVI, de José Luis Martínez. Apéndice I. Capítulo VII.



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