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18 de mayo del 2004 |
Una negra
Mario Roberto Morales
Ocurre que la escultural Miss Guatemala 2004, Marva Weatherborn, no es una chica "maya" ni "ladina" ni "criolla, sino "negra". Perdón: afroguatemalteca. Y ocurre también que algunas "criollas" de sangre azul y pedigrí colonial, exclaman horrorizadas que en dónde se ha visto que una "mulata" tal por cual represente al país, que ya sólo falta que la próxima Miss Guatemala sea una india fajada y que la empresaria Rigoberta Menchú salte del negocio de sus "Farmacias Similares" al de promotora de beldades y promueva a sus paisanas para que como Marva aspiren a Miss Universo.
A propósito, algunos maridos de estas temperamentales "criollas" le resienten a Menchú que se haya metido al negocio farmacéutico copando el mercado popular (descuidado por ellos) en materia de medicamentos genéricos baratos. En otras palabras, le resienten que les haya recetado un poco de su propia medicina. De otro lado, fundamentalistas religiosos que condenan el "impudor" de Miss Guatemala, le critican a Menchú la picante publicidad de "los condones del Dr. Simi", pues utiliza vedettes mexicanas, como la despampanante Luz Elena González, para (según ellos) incitar -danzando en paños menores en plena Plaza de la Constitución o en anuncios televisados- a los potenciales consumidores para que usen el producto en la primera voluntaria que se les ponga enfrente (imaginando que se trata de Luz Elena), al tiempo que los convencen de que así evitarán enfermedades venéreas y, claro, embarazos no deseados. Ciertos demiurgos de la "creación del empleo y la riqueza" llegan incluso a resentir que la principal divisa publicitaria y de mercadeo del negocio de Menchú consista en vender su producto aduciendo que con ello se ayuda a los pobres, cuyo exiguo poder adquisitivo pone los medicamentos de marca fuera de su alcance. Estos celosos "creadores de oportunidades" se quejan escamados de una perogrullada: que lo de Menchú no pasa de ser ese viejo mecanismo de mercadeo consistente en vender lo mismo a más bajo precio, aunque el producto sufra un poco (o mucho) en calidad. Pero, líos de mercachifles aparte, algunos "mayas" fundamentalistas (asociados con "criollas" del estilo mencionado arriba pero ya "concientizadas" en el puritanismo conductista de la "corrección política") afirman que la elección de una "negra" como Miss Guatemala 2004 es un flagrante acto de manipulación racista y sexista, y se lamentan de que las etnias afroguatemaltecas no se pronuncien en su contra. Otros, empero, también fundamentalistas, contraatacan afirmando que el espectáculo sexista puede ser una forma legítima de "empoderarse" (perdón por la palabreja) por parte de los subalternos del mundo, y que el triunfo de la belleza de Marva contribuye de hecho a ampliar la participación política de los pueblos subalternos. Por su lado, y refiriéndose a la misma Miss, algunas feministas se lamentan del uso del cuerpo femenino como mercancía "étnica", y señalan lo denigrante que resulta exhibirse como ganado ante los ojos lascivos de aborrecibles hombres que se arrogan la autoridad para juzgar si una mujer es bella o no. Igualmente, discusiones acaloradas entre feministas pragmáticas que ven en los certámenes una forma más de "empoderamiento" (otra vez la palabreja) de las mujeres y las etnias marginadas, se arremolinan con otras, protagonizadas por feministas "mayas" y "mestizas" de "izquierda", sobre el uso de la negritud de Miss Guatemala como una maniobra del "racista" establishment "mestizo" para darse aires multi e interculturalistas. Mientras tanto, Marva Weatherborn considera la posibilidad de aceptar alguno de los roles que le han ofrecido para el cine, al tiempo que, en sordina, aumenta el desconcierto general en un país percibido por muchos como divido en dos pueblos químicamente puros y diferenciados (los "mayas" y los "mestizos"), ya que nadie estaba preparado para que, de pronto, fuera representado ante millones de fanáticos de la farándula mundial por una "negra" bellísima que afirma estársela pasando de lo mejor. (*) También publicado en Siglo Veintiuno. |
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