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La insignia
15 de mayo del 2003


A mí, Fidel Castro me hace los mandados


Marcos Winocur
La Insignia. México, mayo del 2003.


Fue por el cincuentaiséis, vivíamos en colonia Narvarte, usted ni había nacido. Mi esposo, que Dios tenga en su santa gloria, cayó a comer con invitados, sin avisar, como era su costumbre. Por suerte, sólo dos, el general Bayo, refugiado español como mi esposo, y un joven cubano muy simpático... alto, cara redonda, guapo, de ésos que de entrada inspiran confianza, no como los de ahora. Bueno ¿qué le estaba diciendo?

¡Ah, sí! Dos invitados, Bayo y el cubanito... bueno, cubanito por lo joven pero bien corpulento, unos kilitos de más, cabello oscuro y tez blanca, bonito contraste, podía pasar por turista... novias no le faltarán, pensé, pero después supe que su novia era la política, sí, también refugiado porque un dictador... ¿Somoza? Bueno, poco importa, era la hora de la comida y decidí prepararles una tortilla de papas, a la española, que tanto le gustaba a mi marido.

Pero había un problema, faltaban los huevos, digo, los blanquillos. Voy a comprarlos, anuncié mientras me sacaba el mandil. De ninguna manera, se adelantó caballeroso el cubanito, voy yo. Mire, le dije, es usted muy amable, pero andan escaseando, seguro les van a subir el precio, en pocos lugares se encuentran gentes que tengan huevos, digo, blanquillos. No tenga cuidado, señora, de eso me encargo yo. Y al ratito estuvo de regreso con el mandado. Misión cumplida, dijo, y no quiso que se los pagara, es mi contribución a la mesa mexicana, dijo.

Finalmente, comimos. Mi esposo y sus invitados hablaron todo el tiempo de política... Ah, ya me acordé, el dictador cubano se llamaba Batista. Después de larga sobremesa, los invitados se despidieron. El cubanito me comentó que la siguiente vez vendría con un médico argentino, de ésos, agregó, que dicen anteojos en lugar de espejuelos; ¡joder! acotó mi marido, se dice lentes, todos reímos. Cuando guste, le dije, mi casa es su casa, pero ya no regresó, después supe que se dejó la barba y consiguió empleo en el gobierno de Cuba. ¿Se acordará de aquella vez cuando me hizo los mandados?



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