Fallece Katharine Hepburn: Jesús Gómez: La fiera de mi niña

Harold Lloyd afirmó en cierta ocasión que La fiera de mi niña era la comedia más perfecta que había visto en toda su vida. Tal vez no sea la más perfecta, pero se le aproxima, y al conocer la noticia del fallecimiento de Katharine Hepburn no me han venido a la memoria ni Historias de Filadelfia ni La costilla de Adán ni la inevitable La reina de África ni su saga con el gran Spencer Tracy, sino la impresionante y liberadora obra de la RKO dirigida por Howard Hawks y coprotagonizada por Cary Grant.

De todas las Katharine Hepburn posibles me quedo con aquélla y con su leopardo («Todo te lo puedo dar menos el amor, Baby»). Se me ocurren muchas razones para ello, y los deseos, como siempre en el cine, las rondan. En la extensa lista de actrices de los mejores años de Hollywood, cada cual tiene sus gustos; los míos son bastante eclécticos, pero reconozco una inclinación casi militante por Barbara Stanwyck, Bette Davis, Ava Gardner y Katharine Hepburn que va más allá de sus dotes interpretativas: es su estilo, su relación con la ironía, su inteligencia y por tanto el don de la seducción.

La cadena de experiencias, deseos, lecturas, películas y circunstancias diversas que forman eso que llamamos «identidad» está sujeta permanentemente al cambio, a apariciones y desapariciones imposibles, a todo tipo de caprichos. No dudo entonces que el personaje que esto escribe pueda ser, mañana mismo, otro; pero hay factores casi permanentes, casi por encima del bien y del mal. Por muchas vueltas que den las cosas -y tienen la fea costumbre de hacerlo- siempre estaré dispuesto a ser paleontólogo, a que un perro me robe el hueso de un dinosaurio, a pelearme con un leopardo en mitad de un estanque y a situarme detrás de una dama si se le rompe el vestido en una fiesta. Seguro que no soy el único, pero añado que no somos tantos los que hemos estado a punto de ser devorados por un tigre. Y créanlo, hay sucesos que marcan.

Katharine Houghton Hepburn, nacida el 12 de mayo de 1907 en Hatford (Connecticut) fue una niña tímida y una mujer rebelde y valiente. Trabajó con John Huston, Howard Hawks, George Cukor, Joseph L. Mankiewicz, David Lean, Frank Capra, Elia Kazan. Se enamoró apasionadamente de Spencer Tracy y tras su fallecimiento no quiso volver a ver Adivina quién viene esta noche, la última película que rodaron juntos. Deja atrás cuatro Oscar, más de cincuenta películas, y millones de personas que crecieron, rieron y vivirán con ella.