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La insignia
21 de abril del 2003


Neumonía atípica: La nueva epidemia mundial


Arancha Desojo
Agencia de Información Solidaria (AIS). España, marzo del 2003.


Desde hace casi dos meses, virólogos, neumólogos y especialistas en salud pública y epidemiología de todo el mundo han dejado de lado sus ocupaciones habituales para interesarse por un agente etiológico que ha causado el último brote epidémico de escala mundial. La llamada neumonía atípica (SARS, Síndrome Agudo Respiratorio Grave según sus siglas en inglés), producida por un virus, se cree que de la familia de los coronavirus, preocupa a los expertos por su virulencia y la facilidad de su propagación.

Procedente de la provincia de Cantón, donde trató a los primeros afectados, un doctor chino contagiaba a través del ascensor de un hotel de Hong Kong a dos huéspedes canadienses y tres de Singapur, que llevaron la enfermedad a sus países respectivos. Desde que se detectó la enfermedad, las medidas preventivas de una enfermedad para la que no existe tratamiento ni vacuna específicos, se basan en la concienciación a la población sobre el uso de mascarillas, la detección precoz, la abstención de visitar los lugares focos de infección y la cuarentena en campos de aislamiento. Los laboratorios de investigación están trabajando en la naturaleza del agente patógeno para identificar el virus y tomar las medidas para frenar la epidemia y evitar que se convierta en endemia, si el virus se ha extendido y hay portadores asintomáticos de la neumonía. En Canadá se ha logrado secuenciar el genoma del virus, y se cree que un test de diagnóstico estará listo para finales de esta semana.

Al igual que muchas enfermedades virales, el 96% de los enfermos de SARS se cura gracias al sistema inmunológico propio del paciente, y mediante la administración de tratamiento sintomático con antiinflamatorios y esteroides. Sólo unos pocos necesitan respiración asistida y el porcentaje de muertes (del 4%) es ligeramente más alto que el de las neumonías más habituales. Para el desarrollo de la enfermedad algunos expertos proponen hipótesis que incluyen la asociación de agentes infectivos (dos virus o virus con bacterias) o incluso un factor genético de los individuos. Lo que parece fuera de dudas es la procedencia animal del virus. En cuanto a la evolución de la enfermedad, tras la alerta mundial y las recomendaciones preventivas (información, diagnóstico, cuarentenas e higiene) se espera que el número de casos no aumente de modo exponencial, aunque en el momento en que declare el control de la epidemia se presume un repunte en el número de casos. En cualquier caso la sanidad china, donde gran número de médicos y enfermeras se han visto contagiados por la enfermedad, se prepara para lo peor.

Por primera vez en la historia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado no viajar a una región del mundo, la de Hong Kong y Cantón, por el peligro potencial para la salud que puede entrañar la visita a esos lugares, las zonas antes y más afectadas por la enfermedad. Para muchos, esta recomendación oficial es una medida exagerada, pero la falta de transparencia y de reacción de las autoridades chinas desde que se detectaron los primeros casos en noviembre de 2002 han propiciado la extensión de la infección a 21 países, con mas de 140 muertos y más de 3.000 personas enfermas. Actualmente, un equipo de la OMS trabaja con los expertos chinos en la investigación epidemiológica, un proceso que será largo y trabajoso. La propia OMS, en contra de las declaraciones del gobierno chino, reconoce que la epidemia no está aún controlada y la población china hace caso omiso de las medidas preventivas más sencillas y voluntarias, como el uso de la mascarilla o la abstención de visitar las regiones afectadas.



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