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16 de junio del 2002 |
Entrevista a François Houtart «Hay que dar voz a los intelectuales del Sur»
Ana Muñoz
François Houtart es un intelectual comprometido. Miembro del Consejo Internacional del Foro Social Mundial, contribuye a la búsqueda de propuestas alternativas al sistema neoliberal por el que se rige el mundo. Es el director del Centro Tricontinental de Lovaina que publica la prestigiosa revista Alternatives Sud, "un espacio donde las voces del Sur se pueden expresar", explica Houtart. Esta semana estuvo en Madrid para presentar la edición española de la publicación.
-Su filosofía es que "otro mundo es posible", ¿cómo se imagina ese mundo? -Sería un mundo donde todos los seres humanos tuvieran medios suficientes para vivir, para satisfacer sus necesidades físicas, culturales, educativas, de higiene... Cuando hablo de "otro mundo" estoy pensando en un mundo más justo donde todas las personas pueden acceder a los recursos de la Tierra, que no son propiedad privada de nadie. -¿Es el desarrollo sostenible la solución? -Este es un término que ha perdido su carga de significado. Todo el mundo habla de desarrollo sostenible y, personalmente, me da un poco de miedo. Bien entendido, el desarrollo sostenible sería un medio y un fin para conseguir un mundo más justo. Pero hay que tener cuidado para que no se convierta en una forma de escape, porque entonces no serviría para nada. -¿En qué consiste entonces el desarrollo sostenible? -Se trata de pensar y analizar cuáles son las necesidades reales de las sociedades y pueblos para que exista un futuro. Si seguimos como hasta ahora, la energía se acabará y con ello el desarrollo y el bienestar del que algunos disfrutamos. ¿Qué ocurrirá entonces? El desarrollo sostenible supone un cambio de mentalidad por parte de la sociedad civil y de los gobiernos. El peor enemigo del desarrollo sostenible en el sistema capitalista. Su lógica destruye el medio ambiente, los recursos y a los seres humanos. Hay que hacer todo lo posible para llegar a tener un mundo más igual. -¿Cuáles son las desigualdades más graves? -No sabría decirte, cuáles son más importantes que otras. Quizás las que más se ven son las económicas porque son más fáciles de cuantificar. El 82% de las riquezas y los recursos mundiales están en manos de un mínimo 20%. Pero también es importante la ciencia, por ejemplo. Los países del Sur forman y educan a sus profesionales y científicos, pero la mayoría se marcha a países del Norte. En EE.UU, sin ir más lejos, hay más médicos argentinos que en su país. Todo ello produce un gran desequilibrio entre Norte y Sur. -Las desigualdades no sólo se dan entre el Norte y el Sur, también entre los propios países del Sur. -Hay que tener cuidado al hablar de desarrollo. Latinoamérica, por ejemplo, tiene unos niveles económicos más altos que otras áreas geográficas, pero también hay más desigualdades internas. Tan sólo unos pocos poseen una calidad de vida comparable a la de los países ricos. Allí, el desarrollo está monopolizado. En África y en Asia, el desequilibrio interno es menor y todo está por hacer. -En algunas ocasiones, se ha pronunciado en contra de la globalización... -No estoy en contra de la globalización, estoy en contra del tipo de globalización que se está construyendo. Un mundo global, donde la información y los recursos fluyen libremente no estaría nada mal. Sin embargo, la realidad es otra. La globalización actual se está construyendo sobre los cimientos del capital y no de las necesidades sociales. La globalización, además, está provocando que los mecanismos de transferencia de Norte a Sur sean más devastadores si cabe. -¿Cuáles son esos mecanismos? -Los mecanismos desestabilizadores se dan en muchos ámbitos. En los económicos: los precios de los productos del Sur bajan cada día más, mientras los precios de los productos industriales del Norte aumentan. Así, el Tercer Mundo es incapaz de comprar bienes. Por otro lado están las políticas proteccionistas de los países ricos, los paraísos fiscales, la deuda externa... Todo esto provoca que las relaciones entre Norte y Sur sean cada vez más desiguales y la dependencia sea mucho mayor. ¿Cómo se puede romper este círculo vicioso? -Proponiendo alternativas. Escuchando y dando la voz a los intelectuales del Sur. Europa y el mundo occidental tiene que dejar de lado la idea de que en el Sur no hay pensamiento. Todo lo contrario, hay una gran explosión de ideas, el problema está en que no tienen medios para poder expresarlas. No obstante, ya hay un movimiento de resistencia que propone soluciones creativas y critican la realidad existente. -Se trata del movimiento antiglobalización y del Foro Social, ¿cómo surge? -Es algo totalmente nuevo. Nace por la convergencia de toda una serie de organizaciones que van desde sindicatos a ecologistas, pasando por organizaciones de ayuda a mujeres, organizaciones para el desarrollo... Son grupos que ya están trabajando en aspectos concretos que descubren que deben ir de la mano para poder tener más peso en el proceso de toma de decisiones. Así es como surge la iniciativa de Porto Alegre. -Usted que conoce bien el Foro Social, ¿cuáles son sus propuestas? -Desde el Foro Social se proponen soluciones a tres niveles. El primero es la 'utopía'. No se trata de algo imposible sino de una meta. Se reflexiona y analiza qué tipo de sociedad se quiere, qué tipo de educación, comunicación o salud es la mejor. Otro nivel son las propuestas a medio plazo. Son iniciativas que técnicamente son difíciles de conseguir o que el propio sistema va a rechazarlas. Como ejemplo la democratización del sistema económico, el desarrollo de las energías limpias o la reorganización de la ONU. Por último, están las propuestas a corto plazo. Su característica es que se pueden hacer ya si existiera voluntad política y civil. Dentro de este grupo estaría la Tasa Tobin o la puesta en marcha de los acuerdos de Kioto. -Algunas organizaciones no están dentro del Foro porque les da miedo el radicalismo y la violencia que una minoría lleva a cabo... -Lo primero que habría que hacer es analizar por qué se produce esa violencia. A veces, son grupos de jóvenes desesperados que no ven otro modo de expresión. Con ello, no legitimo el uso de la violencia, pero hay que tener en cuenta que la lucha social no está hecha por ángeles. Las organizaciones que no están en el Foro Social están poniendo una excusa o tienen una grave dificultad para analizar la situación. Asimismo hay que apelar a la responsabilidad de los medios de comunicación para que no identifiquen el movimiento antiglobalización con unos exaltados violentos. -¿A qué se debe esa falta de voluntad política para resolver un problema que puede volverse en contra del sistema actual? -La respuesta es bien sencilla, son los intereses económicos. Además, el poder político ya no tiene medios para superar a esos intereses. No existe la voluntad de resolver los problemas de fondo, sólo las necesidades que van apareciendo. -¿Y los organismos internacionales? -Las organizaciones internacionales prometen y prometen, pero no toman soluciones. ¿Qué es lo que ha ocurrido en la Cumbre de la FAO? Los gobiernos hablan de paliar la pobreza para el 2015, pero la gente se muere de hambre hoy. Hace cinco años, dijeron que iban a reducir el número de personas que padecen hambre, pero lo cierto es que no será así. Ahí ha quedado la propuesta de EE.UU que dice que la empresa privada es la solución para el hambre. El dogma del neoliberalismo norteamericano es uno de los peligros más graves. |
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