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16 de diciembre del 2001 |
Música La Misa campesina de Carlos
Zayda García Zeledón
Solentiname es un lugar privilegiado. Allí fue compuesta y estrenada por primera vez la Misa Campesina Nicaragüense de Carlos Mejía Godoy, y desde ese archipiélago campesino del Lago de Nicaragua, fundado por Ernesto Cardenal, se universalizó, atravesando continentes en el espíritu de la solidaridad y de la fe de un pueblo que se convirtió en una comunidad de sanación que desde la periferia del mundo anunció la salud a los pueblos, e invita a compartir el pan.
En la segunda parte de sus memorias (Vida Perdida) Ernesto Cardenal cuenta como fue estrenada esta misa en 1975 en la iglesia de la comunidad de Solentiname, una humilde construcción de adobe y tejas a la que concurrían los domingos los campesinos de todas las islas del archipiélago en sus botes de remos. Esta misa, dice Cardenal, no es neutral. La eucaristía, el sacramento de la unión, no puede ser neutral en la lucha de clases. Ésta, es una misa contra los opresores, los que impiden que se reparta en comunión fraterna los frutos de la naturaleza y del trabajo. En esta Misa Nicaragüense los guapotes y mojarras del lago, cafetales y algodonales, chilincocos y caimitos, maizales y chicha de coyol, junto con el trabajo de los campesinos y los obreros (que en Nicaragua también son campesinos) se ofrecen al Dios de los pobres -el único Dios- por medio del Cristo trabajador, que antes fue carpintero, y ahora vende lotería y trabaja en una gasolinera y tapizca el maíz. Y es que Carlos le canta a un Dios que conocemos, que nos es familiar, el que nació en Palacagüina, el Dios que suda en la calle, al Dios humano y sencillo, al que hace distintos oficios: arquitecto, ingeniero, albañil y carpintero, mecánico, peón y jornalero, al que hace fila igual que nosotros, al Tayacán, al Dios que es parejo con todos. Y quien mejor que Carlos para convidarnos a esta misa, Carlos que conoce, como nadie, el habla del pueblo; las auténticas voces de los campesinos y que ha logrado fusionar, en su Misa Campesina, marimbas, guitarras, atabales, acordeones y violines en una sola creación heterogénea de aires, sones y danzas populares de Nicaragua. Que ha logrado tejer los diferentes sones nicas: sones de toros, sones de pascua, mazurcas sacadas de la hondura rural, danzas misquitas del Caribe, etc. El propio Carlos dice acerca de esta fusión: «intenté y creo que lo logré, incluir en la Misa todos los ritmos de Nicaragua: el canto miskito representa la Costa Atlántica, la mazurca representa a las Segovias, el son de toros, las fiestas tradicionales de Nicaragua, va la marimba, va el son nica propiamente dicho, el Son de Pascua que es el Dios de los Pobres. Es decir, que están representados todos los ritmos de Nicaragua. Inserté la Mora Limpia que es una canción que aunque es de autor conocido, Justo Santos, es un clásico de la música nicaragüense. En el Gloria y en el mismo Gloria al comienzo, rompo con la Mama Ramona tantantaratantanta,la la la... La Chancha Flaca entra en el Ofertorio y la Perra Renca en el Kyrie». Lo de la concepción y realización de la Misa Campesina fue en Solentiname. Dice Sergio Ramírez que esto no es extraño ya que este lugar era un símbolo de aquella época de esperanzas, una época en que no sólo las revoluciones eran posibles como aventuras sociales y espirituales, sino también la síntesis entre cristianos y marxistas, una de las claves perdidas de América Latina. La Misa Campesina, continúa Sergio, fue emblemática de una época de esperanzas frustradas, y las confrontaciones que sobrevinieron más tarde hicieron que la jerarquía católica de Nicaragua la exiliara de los templos. La Misa Campesina, nos dice Benjamín Cortés, miembro de la Coalición Jubileo Nicaragua 2000, recrea una cristología profética humanada en el campesino, en el obrero y en la mujer trabajadora de la ciudad y el campo, que canta al Dios de la vida y la esperanza resistiendo las opresiones y construyendo de sol a sol la nueva comunidad al son del canto de un amor insólito por la libertad. La misa Campesina como obra de la cultura del espíritu y de la genialidad vernácula, crea una hermenéutica de la vida cotidiana, de la lucha por las causas justas, de la tierra, de la milpa, del agua, de la flora y la fauna. Dice la escritora Vida Luz Meneses que para Carlos Mejía Godoy «crear la Misa Campesina nicaragüense fue la natural culminación de una etapa de su vida». El origen y desarrollo del proyecto de la misa Campesina es una larga historia. Carlos Mejía, en una entrevista concedida a Vida Luz Meneses, describe ampliamente el contexto en que se concibió dicha Misa; explica cómo la circunstancias familiares de infancia lo marcaron religiosa y musicalmente. Estudió en el colegio Calasanz, pero es el Colegio Salesiano el decisivo en su formación, la simpatía por la figura proverbial del Padre Fabreto, sus intensiones de volverse sacerdote (al respecto dice Carlos: «A 45 años de aquel momento, sigo pensando que habría cuajado como cura. Claro que sí, por una razón: Siempre he estado identificado con la enseñanza y además vinculado a los estratos más humildes. Y eso creo, que habría afirmado mi verdadera vocación. Yo me alejé porque me tocó hacer mis años de Seminario con uno de los sectores más atrasados del clero español, unos curas que venían de Castilla. Así eran ellos, como esas piedras duras de las murallas de Ávila»). Cronológicamente Carlos cuenta, en dicha entrevista, como surge la Misa Campesina: Solentiname empieza a ponerse de moda por su experiencia pictórica, la vida contemplativa en comunión con la naturaleza, las artesanías, etc. (en ese momento ya han ocurrido dos sucesos que marcaron su vida: el impacto de la muerte del Che Guevara y más tarde la inmolación de Leonel Rugama, ya se ha hecho espacio en programas de TV y Radio y en ellos ya se le ha salido la simpatía por el Frente Sandinista, que para él, en cuestión política, es la única opción válida en ese momento). Es el momento del nacimiento de la Nueva Trova de la que él ya se siente parte, y de un conglomerado de jóvenes que ven en la Iglesia Popular una alternativa, ante lo que sienten la traición de la Iglesia jerárquica de cara a la realidad de Nicaragua. Así las cosas, dice Carlos: «me voy a Solentiname a terminar de trabajar en los cantos de la Misa. Invito a Pablo Martínez Téllez a crear el Canto de Meditación. La idea mía era hacer un trabajo de taller, cosa que en la práctica no se dio así. Invité a Pan de Rosa, a Tata Beto que ya murió, a Chico Lindo de la Isla del Venado, a don Enrique Soza Godoy, a los hermanos Matey, a Mundo Sandoval de Somoto, a los Urrutia de Estelí», pero «me tocó hacerla prácticamente a mí solo, desde el punto de vista musical, porque ya sabemos que desde el punto de vista de contenido, la experiencia del Evangelio de Solentiname fue riquísima, la Pastoral del Norte, la Costa Atlántica, etc... Sin duda de todas esas experiencias, la más rica fue la de la Costa Atlántica con el Padre Smutko y la de Solentiname con Ernesto Cardenal a la cabeza y todos los muchachos: Elvis, Laureano, Alejandro, Bosco, Felipe... quienes más tarde llevarían a cabo el Asalto al Cuartel San Carlos. Allí yo estuve totalmente convencido de que esos muchachos eran capaces de dar su sangre por la revolución». «Por eso digo», continúa Carlos, «que ésta es una Misa que sobrepasa al autor, sobrepasa las expectativas del autor. Lo que me tocó a mí fue agarrar todo eso y meterlo en la olla, con el chilito congo, la yerbabuena, el culantro, con todos esos elementos. Porque la carne, los huesos, la esencia, ya estaba allí». Luego de concebir la Misa viene el proyecto de estrenarla. El autor cuenta que supuestamente sería en la Plaza de los Cabros, del Open 3, (ahora Ciudad Sandino), invita a Fernando Cardenal a celebrar la Misa y a Irene López a bailar el Ofertorio. Y llegó la Guardia y desbarató la Misa... «Estuve un par de veces en la chirola y ahora volvía a caer de nuevo en ese acto represivo contra nosotros. Días después, cuando la Misa comenzó a popularizarse, a cantarse, ya vino la prohibición del Arzobispo, cuando aún Obando no era Cardenal. Mandó una especie de bando o edicto a las iglesia que empezó a circular prohibiéndola». Después de la prohibición de Obando y Bravo, la Misa Campesina fue galardonada con el Premio Bravo (el nombre del premio es en honor a un teólogo de apellido Bravo) de la Comisión de los Medios de Comunicación de la Iglesia Católica de España. La Misa Campesina fue traducida al inglés, al portugués. Tiene seis traducciones actualmente y ha sido interpretada por coros de la Iglesia Metodista, Luterana Mormones y Ortodoxa Griega. Carlos Mejía cuenta con mucho orgullo que su Misa fue seleccionada entre quinientos himnos mundiales de la Iglesia Metodista de los Estados Unidos. A la vez menciona un gran sueño: «Siempre he querido hacer una Misa latinoamericana, hacer una Misa con todos los ritmos de América Latina». Después de tanta historia, de tantos logros, Carlos Mejía Godoy relanzará el CD «La Misa Campesina Nicaragüense». La comunidad Cristiana celebrará en conjunto con la empresa cristiana el 25 aniversario y relanzamiento de la misa campesina el día 19 de diciembre de 2001 a las 6.00 p m. en el Centro Antonio Valdivieso. Un cuarto de siglo después de creada, popularizada y prohibida la Misa Campesina, dice Sergio Ramírez, «la tolerancia debería hacerla regresar, aunque esa prohibición se queda de todas maneras como un asunto doméstico y no le quita nada de su majestad artística, y universal». |
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